El domingo vi un reportaje
en Cuarto Poder que me indignó. Ojala todos lo hayan visto y todos se hayan
indignado. No es para menos. Es ESSALUD y su vergonzoso funcionamiento. Es el
mediocre y poco menos que calamitoso estado de los hospitales que en lugar de
brindar más salud para más peruanos, los apaga cada vez más no sin antes
absorber bastante sangre aprovechándose de la necesidad y la desesperación.
Aprovechándose de las pocas
posibilidades de muchos, muchísimos.
El sindicato de enfermeras
de ESSALUD se levanta y quiere huelga indefinida. Están hartas. Su actitud,
según ellas, se debe a la impotencia de no contar con lo necesario para
encargarse de un paciente, de llegar al extremo de tener que poner una caja
debajo de la almohada de un enfermo para que pueda comer pues la cama no
funciona, no se puede flexionar ni siquiera un poco. Probablemente estén
oxidadas, tanto o más que todo allí. ¿Entenderá esto la gente que se queja del
trato de las enfermeras y demás empleados? Tal vez no se dan cuenta que hay
todo un problema de estructura detrás, un problema que viene casi escondido,
excluido y apartado de muchos gobiernos. Parecería que los han ido arrastrando,
que algo tan efímero como la salud es demasiado volátil y voluble como para
tomarse en serio.
Volviendo al tema de las
enfermeras, una paradoja. En el reportaje una de ellas aparecía llorando porque
los pacientes exigían (con todo derecho) más de lo que ellas (como
representantes cercanas de la institución) les pueden ofrecer. No resisten más.
Sin embargo, es aquella enfermera junto a sus pares, las que están decididas a
irse a una huelga. Es decir, los pacientes tendrán que ser mucho más pacientes,
valga la redundancia, porque sus cuidadoras dejarán de atenderlos en busca de
mejores condiciones para tratarlos. Lo que las enfermeras hacen por sus
pacientes, pero sin ellos y perjudicándolos a ellos. Pero, a ellas también las
fastidian, ¿no? Tienen el sueldo congelado desde 2003 y ni siquiera un óptimo y
mejor ambiente de trabajo, sin beneficio para ellas ni para los enfermos. Y así
nacen las huelgas. Y así hay más pacientes. Un círculo vicioso. Y, después de
un momento, la reportera de Cuarto Poder le pregunta a la enfermera: ¿Cómo
puede convivir con eso? Pero, ¿qué es "eso"? el hecho de desear y de
empeñarse en un trabajo que no rinde, que simplemente es imposible de realizar,
la sonrisa de toda abnegada enfermera se va borrando conforme las condiciones
para serlo no se dan. Y sigue habiendo perjudicados y para ser crudos, más
muertos, más heridas, más indolencia.
Entonces, dentro de los
pedidos principales que ellas exigen están: mejores condiciones de trabajo
(beneficio no solo para ellas sino también para los pacientes y asegurados) y
un aumento salarial (congelado desde hace 9 años). Incluso un empleo tan
humanitario y sacrificado como el de ser enfermera, necesita dignas condiciones
y un apoyo real. Pero hay algo que indigna aún más: las normas populistas. Son
ellas las que, como consecuencia, generan más asegurados dentro de un mismo ambiente.
Tan simple como eso. Los asegurados cada vez son más y crecen conforme a sus
necesidades, teniendo en cuenta que muchos de ellos son, precisamente, personas
que no disponen de recursos para costear una clínica. Entonces vemos camillas
hacinadas en los pasillos, precarias condiciones para los tratamientos, un hostil
ambiente de trabajo, medicinas insuficientes, corrupción y, sobre todo, caos.
''Y a los chorros tanto les da
si es fácil comprar la autoridad
Y cuando en casa busco abrigo
tengo que entrar pateando mendigos''
si es fácil comprar la autoridad
Y cuando en casa busco abrigo
tengo que entrar pateando mendigos''
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''Detrás está la gente''