No sé como empezar
esto sin caer en el lugar común que es lo más fácil. No sé como no decir que el
día de la madre no debería ser solo un día sino todos los días. Pero las madres
son madres todos los días, no solo este domingo. O sea, que hay que
homenajearlas todos los días. ¿Ven? Ya caí en lo más común y he puesto la
palabra "día" 4 veces en tres renglones. Es que cuando se trata de
las madres todos decimos lo mismo. Parece que no nos da la imaginación. A mi me
no me da. Y creo que es porque todos hablamos de LA madre como si fuera un ente
único y no diferenciado… como generalizando, algo así.
Por eso creo que este
post no servirá demasiado como un escrito para que alguien se identifique por
la siguiente razón: este post es con el que yo me identifico y nadie más. Tal
vez mi hermano. Aunque es probable que no. Ni siquiera el la concibe ni la ve
como yo, ni yo como la ve el. Hablaré de mi madre. Todo sobre mi madre.
No sé como ha sido de
niña. Solo tengo algunos borradores de lo que según me han contado, ha sido una
parte de su infancia. Sé que Marita, mi mamá, asustaba a su hermano (mi
padrino) cada vez que podía y que con esa astucia que hasta ahora noto, no
dudaba en cambiar las notas de su libreta. Matemática, tal vez. Ahí nos
parecemos. Sé, también, que odiaba con todas sus fuerzas a su tío "el
seco", un personaje divertido, me imagino, que se llevaba a Tuto (mi
abuelo) a tomar unas cervezas. Cómo nos vamos pareciendo. Sé que terminó el
colegio en el año 81. Sé que era tan pesada con mi abuela como lo soy yo con
ella ahora.
De su adolescencia sé
muy poco. Cada vez que podía y que la dejaban, se iba a Arequipa con aquellos
primos que, hasta el día de hoy, trata como sus hermanos. Parecía que ahí, en
La Republica Independiente de Arequipa, podía sentir la libertad que en Lima
no. Siempre que me habla de eso la siento feliz y plena. Me cuenta sus
anécdotas con tanta precisión que siento que cada vez que cierra los ojos y
dice algo, se transporta a esa época. Me ha contado demasiadas historias
pero recuerdo sólo algunas: la torticolis de la tía Lula, la elección de la Más
Más, los almuerzos en la casa de la tía Delia y el tío Carlos, la pérdida de mi
tía Carmen, etc.
Si de su adolescencia
sabía poco, de su adultez en la universidad se mucho menos. Es como si guardara
con recelo esa época. Debe ser la frustración. Mi madre tuvo que pasar por la
terrible experiencia de estudiar algo que no había elegido. Algo de lo que
hasta el día de hoy se arrepiente. Debe ser por eso que cuando le dije que
quería estudiar Periodismo no dudo ni un solo instante en felicitarme, apoyarme
y animarme. Sé, por fotos, que mi mamá era tan flaca que casi ni se le notaban
los hombros, tenía una mirada tan bonita, el pelo negro y una sonrisa que que
se parece a la mía. No sé, todavía, cómo conoció a mi papá. Pero he visto fotos
de ellos juntos cuando eran enamorados y no diré que lucían como la pareja
perfecta. No creo que hayan sido una pareja perfecta. Me imagino que debe haber
sido difícil tolerar a alguien como mi madre y lo mismo al revés. Pero se
querían y se quieren. Lo veo todos los días.
Mi mamá es mamá hace
casi 20 años. Yo fui la primera de dos. La conozco muy poquito tiempo, sólo la
mitad de su vida. Es injusto. Sé que debe haber sido como yo cuando era más
joven. Me hubiera encantado conocerla cuando era niña o adolescente, aunque eso
es fisiológicamente imposible. Creo que estoy en una posición muy difícil escribiendo
esto porque todo parece demasiado ideal. Pero no lo es. Mi mamá y yo nos peleamos
las 26 horas del día y los 9 días de la semana. Discutimos por cualquier cosa. Por
todo y por nada. Pero la respuesta es tan clásica que es obvia: somos iguales.
Las dos tenemos ese toque de malicia que hace que nos entendamos tanto. Las dos
nos guardamos muchas cosas dentro pero cuando nos hace falta decirlas, las
contamos sin tapujos ni restricciones. Somos impulsivas, nos indignamos
fácilmente. Somos nerviosas e impacientes. Somos chatas como nosotras solas.
Tenemos las mismas enormes orejas. Son demasiadas cosas.
Es justo, también,
que haga un espacio para hablar de mis otras madres. Mis dos abuelas. A una no
la veo mucho porque vive en otro país. Pero cada vez que viene siento la
sinceridad con la que me habla. Aquella barrera que hay entre los dos porque no
nos vemos solo se derrumbó una vez mientras nos abrazamos por la muerte de mi
abuelo. La distancia ha construido una nueva barrera. Sé que me parezco a ella en
los ojos, que es la madre de mi papá y que es responsable de todo lo que él es
ahora. Feliz día porque eres valiente, porque criaste 10 hijos con todo el amor
del mundo, porque fuiste y eres la enamorada eterna de Gabriel, mi abuelo, que
estoy segura sigue suspirando por ti ahí arriba en el cielo, el único lugar
donde él podría estar por ser una persona tan noble y buena.
Y debo hablar, sin
duda, de mi otra abuela. Es raro decirle abuela porque jamás le he dicho así.
Ella es mi mami: cada día más chiquita y más tierna. Mi compañera de las
tardes, de los lonches. Ella es un ser bueno, un ser sin maldad. La amo tanto
que no puedo imaginarme sin ella a mi lado. Quisiera que vea lo que logro o lo
que intento lograr. Quisiera que conozca a mis hijos (si los tengo) o que este en mi boda (si me caso). Pero sé que el verla ser tan dedicada me va
transformando y me convertirá en una buena persona en algunos años. De algún u
otro modo, siempre estará en mí. Mami, lo único que puedo decirte es que a ti
te amo sin ninguna condición, que tú y Tuto son mi mundo y mi razón. Tú eres la
madre de quien te lo pida. Eres el ángel
menos dos alas que teje y que con una dulce fruncida de ceño se enoja si le
decimos que no haga esfuerzos. Entiéndenos, mami, si a ti te pasa algo el
núcleo de todo se cae. Todo se desmorona, eres nuestra pilastra.
A pesar de no ser
mamá, debo hablar de Nati, mi tía. Ella falleció hace 5 años y dejó un espacio
enorme en la casa de mis abuelos, donde ya no se sienten más sus pasos perdidos
y esa risa que, con suerte, lográbamos sacarle. Yo no creo que haya estado
enferma. Creo que estaba calladita y quieta porque así podía vernos mejor,
observarnos más de cerca. La menciono porque es una de las mujeres más
importantes en mi vida y la que también tuvo un papel de mamá. Ella me regalaba
sobres de leche en polvo en todos mis cumpleaños porque sabía que me encantaba.
Esos siempre serán los mejores regalos. Feliz día, donde estés, porque me
amaste y nos amaste como una madre y como un ángel guardián.
Pero creo que es el
momento de dirigirme a ti, mamá, que se me que me lees y que eres mi más
ferviente fan. Feliz día a ti por ser madre y disculpas por la hija que soy a
veces. Sé que por tu carácter y tu fuerza, no solo eres mi madre. Eres la madre
de mi hermano, de mi tío, de mi papá y sobre todo, de mis abuelos. Eres
contadora, party planner, psicóloga, doctora, cocinera, enfermera y le das
solución a toda clase de problemas, en especial los que no son tuyos. Pero,
sobre todo, eres Marita, la única. Si, la única. La única que manda mensajes de
texto cada 2 minutos y los reenvia por si no los leo. La única que se pone
nerviosa cuando suena el teléfono porque es demasiado acelerada. La que me dice
que con el pelo mojado no se sale, que no como nada, que debo tener anemia, la que
me acompaña a cualquier lugar y sin ninguna condición. La que dice que no hará
ningún favor pero que a escondidas ya lo hizo y lo resolvió. Eres absolutamente
todo.
Hace poco más de un
mes, has sido testigo de algo que no me hubiese gustado jamás que presencies y
veas. Has vivido y sigues viviendo todos mis momentos, mis llantos, mi
depresión, mis dudas y mi tristeza. Has estado conmigo sin reclamarme nada. Me
has aconsejado a ciegas porque sabes que hay cosas que tengo que pasar. Sabes
que hay cosas que son inevitables. Peleas y sigues peleando por mí. "Todo
pasa, todo siempre pasa" es lo que siempre me dices y es la frase que
siempre me recuerda a ti. Gracias por ayudarme a fortalecerme, porque sin ti no
podría hacer ni ser nada. Gracias por tu sonrisa, tus chistes, tus bromas.
Gracias por tus gritos, tus reclamos, tus reprimendas. Gracias por ser una
heroína. Gracias por amar tanto a nuestra familia. Gracias por tus desayunos,
almuerzos y cenas. Gracias por las sopas ajinomen en la madrugada. Gracias por
ser "la reina de la automedicación" porque me has evitado una y mil
alergias. Gracias por la paciencia, por el aguante. Gracias porque me hiciste
vivir y me haces vivir todos los días. Porque sin ti simplemente no sé quien
soy. Porque quiero ser como tú. Porque eres el mejor ser humano. Porque eres mi
madre.
''Ella es mucho más que amiga mía
Se parece más a mi que el mismo yo
Ella no hace nada más ni nada menos
que quererme exactamente como soy''
Se parece más a mi que el mismo yo
Ella no hace nada más ni nada menos
que quererme exactamente como soy''
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