Nunca había estado en
Cusco. Las únicas referencias que tenía era la tradicional foto de Machu
Picchu, que habían muchos turistas, que hacía frío, que todos tendríamos que ir
algún día y una fiesta típica llamada Qoyllurit’i que vi en el canal 7 donde
habían señoras que vendían sueños a los peregrinos (¿quién pudiera?). Creo que
nada de lo que se dice puede compararse a la verdadera experiencia de estar
ahí. Así que fui a Cusco para encantarme o decepcionarme con conocimiento de
causa.
No me decepcioné. Me
encantó. Llegar a Cusco, caminar por las calles que son laberintos, bajar,
subir, ver las iglesias, los turistas, la gente, los vendedores, etc. Nada de
lo que pueda escribir describe muy bien lo que vi y lo que es. Tal vez señalar
algunas cosas. No. Nada. Tienen que verlo ustedes mismos y esperar otro feriado
largo, pedir vacaciones, escaparse de la semana, coger un avión e ir a Cuzco es
una experiencia surrealista.
Día 1.
Día 2.
Día 3.
Día 4.
''De qué color es la muerte sonqollay
para no seguir viviendo
Si es negra como mi suerte sonqollay
mejor ya wañukusaqpas''
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''Detrás está la gente''