A veces las ideas más
extraordinarias llegan de la nada. Y es en cuestión de segundos, microsegundos
y "nanominimomentitos" que se deciden las acciones más disparatadas. Hay
que decir que Laura no sólo pensó que su idea era disparatada sino también
absurda, loca, alucinante, estúpida, atrevida, improbable de resultar exitosa,
etc. Porque Laura tuvo una idea. Así como todos tienen ideas. Pero esta idea
fue diferente y se fue construyendo como se construyen todas las ideas antes de
ser realizadas.
-Jaja, no. Imposible.
¿Cómo vas a hacer eso? Estás loca. Pero, ¿qué pierdo? Total, ya no nos vamos a
cruzar más. Pero puede reaccionar mal. Me va a botar. No, me va a odiar. Aunque,
fácil se ríe y nada más. Mejor espero un rato más y decidiré en el acto. Ahí se
verán las cosas.
Por supuesto,
mientras Laura tenía esta conversación mental con ella misma, se le aparecían
en la mente muchas imágenes. Probables consecuencias, tentativas de momentos
previos y, sobre todo, la vergüenza que se manifestaría en ella en el color de
su cara, en el incremento de su torpeza o en una simple pero efectiva huida del
recinto donde se llevaría acabo el plan.
Faltaban
aproximadamente treinta minutos. No, veinte. No, quince. Diez. La gente se va incorporando poco a poco, se
paran de sus asientos, recogen sus cosas. Todo parece hacerse cada vez más
lento. Laura cree que tiene unos segundos más para re considerar su acción. Los
tiene. Algunas personas se acercan al sujeto en cuestión (el receptor de la
bomba, el móvil, el protagonista del plan) y charlan. Laura observa. La gente
se va dispersando. Queda una sola. Laura conoce sus intenciones que, en
realidad, son las intenciones muchas otras, con la diferencia de no tener el
grado de atrevimiento (¿o acaso locura?) de ella. Habla y habla y habla y habla. Listo. Terminó.
El sujeto en cuestión mira fijamente a Laura como preguntándole si necesita
algo. Laura se acerca mientras mentalmente decide qué dirá y cómo lo dirá.
-Quería comentarte
algo… ya sabes, lo que te había dicho antes.
El sujeto en cuestión
escucha, la observa y finalmente le dice las cosas más simples pero resultantes
que existen. Laura sólo recuerda estas palabras: tiempo, tú, y, mira, sientes,
amigo, yo, tranquilidad y ¿cómo se te ocurre? (aunque eso no es una palabra)
Así es. Él termina de
hablar. Se miran. El espera. Laura finalmente decide arriesgarse.
-También te quería decir
otra cosa- Laura mira al costado, a la puerta, intenta parecer despreocupada.
No hay nada de qué preocuparse. Sólo hay dos posibilidades: sonrisa o reproche.
Le dice.
Pasan unos segundos,
el sujeto en cuestión se echa para atrás, se sorprende, se ríe, le pregunta si
es en serio. Laura dice que es en serio. Pero se ofende. Había juntado todo el
valor del suelo, de las ventanas, de los pasillos, de ella misma. Y el
preguntaba si era en serio. Sí, es en serio.
Después de unos
segundos, él agradece, se ríe, se vuelve a echar para atrás. No lo puede creer.
Al menos un objetivo se ha cumplido, piensa Laura, lo ha desencajado. Y eso
está bien. Por último, hay que aprender a caer para después levantarse mejor y
Laura proyectó su caída y la más lógica de las respuestas. Se adelantó. Dice algo
más y pretende despedirse, se acerca para eso. Sí, se acercan.
''Loud and clear
Message received
I don't have much in my life
But take it - it's yours''
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''Detrás está la gente''