3 de enero de 2013

Sinfonía de canciones que les de la gana

Cuando era niña, y me refiero a cuando tenia 5 o 6 años más o menos, recuerdo que Tuto (mi abuelo) se sentaba todas las tardes en la sala de su casa a escuchar música con las luces apagadas y las cortinas cerradas. Sentado en el sofá individual, no permitía que nadie lo moleste, miraba  un punto fijo y se dejaba ser junto a la música.

Al menos esa era la imagen que yo veía ni bien me asomaba por la puerta a ver qué era que andaba haciendo que lo tenía tan concentrado. De repente el punto fijo era yo y él me decía: ven.

Entonces yo me sentaba a su costado y me sumergía en el sonido como él. Recuerdo escuchar los poemas loncos arequipeños con ese acento que aún ahora me parece gracioso, en especial un poema que hablaba de un hombre que había perdido un burro y, por lo tanto, debía ir a buscarlo por los cerros. Recuerdo también las tardes nubladas de Lima oyendo los yaravíes que, tristes como eran, me parecían lamentos armoniosos. Había espacio para Los Panchos, Los Dávalos, rancheras poderosas y algunos tangos de frente marchita.

Es por eso que ahora, mientras escribo esto, me doy cuenta toda la influencia que ha podido tener mi familia en mi gusto por la música. Cada uno me ha dado algo. Mi papá me enseñó el rock, si no fuera por él no tendría idea de quiénes son los Rolling Stones AC/DC, The Beatles, etc. Mi padrino me presentó a Calamaro, Charly, Fito, Drexler, Sabina, la trova que quiero y amo. Mis abuelos y me refiero a los cuatro, me propusieron las canciones y cantantes que hoy podrían llamarse antiguos: Rocío Dúrcal, Juan Gabriel, Gardel, Leonardo Favio y por supuesto, a bailar con Los Pacharacos. Pero mi mamá me enseñó lo más importante porque ella ama a Maná y a Arjona. Me enseñó y confirmó aquella frase de Serrat que dice que contra gustos no puede ni debe haber disputas y que no hay por qué juzgar. Bromear sí.


Yo sola y gracias a la maravilla que es Internet descubrí a otros y así iré descubriendo más. Hoy, mientras intentaba enseñarle a mi abuelo cómo manejar un cable USB para que pueda escuchar sus canciones de siempre, me doy cuenta de lo importante que es la música y qué incondicional compañera puede volverse. Y, por supuesto, una compañera para quien mejor le siente. Por eso no entiendo a qué se refieren cuando llaman ''buena'' o ''mala'' música. Eso depende de cada persona y ni siquiera el reggaetón me parece reprochable si es que hace saltar del asiento a alguien como hace saltar a otro que canta ''Twist and shout''



''Déjalo todo y sígueme.
Trinaba mágica.
La voz del músico.
Pariendo música''





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