30 de mayo de 2013

Laura: el primero y la primera

Los sucesos contados a continuación tuvieron lugar hace ya algunos meses.  Así que para quienes se asusten o preocupen por la inestabilidad emocional de Laura, decirles: Tranquilos, ella está bien ahora. Pero alguna vez estuvo así, en desequilibrio, y pasó esto:

No en el primer local sino en el segundo: La Posada del Ángel de Pedro de Osma. Ese lugar era como un escondite para ellos. Y su conversación necesitaba un refugio y dos copas de vino. No llegaron juntos por prevención casi anti sísmica. Qué exagerado. Pero iban a encontrarse en un lugar público. Qué ironía. Ella llegó primero. Se sentó en uno de esos sofás para dos con una mesita en frente. «Si me va a gritar como la última vez mejor que sea cerca» pensó Laura. Además, claro, quería analizar mejor sus ojos claros. Un chico se acercó a tomarle la orden pero ella dijo que estaba esperando a alguien. Fue casi cinematográfico, sólo faltaba el cigarro. Pero Laura no fuma, jamás lo ha hecho.

Él llegó y la vio sentada. Se sonrieron. Él se acercó y puso su saco a un costado. Se sentó junto a ella, se acomodó el pelo, dio un suspiro y le preguntó:

-¿Has pedido algo?
-Nada –respondió Laura negando con la cabeza.

Seguro como siempre, volteó para llamar al chico y le pidió un vino argentino. Vino. Esta vez tomaron desde la primera palabra, por eso la conversación aflojó más. Se trataba más o menos de una actualización de respuestas a los cada vez más clásicos: ¿Cómo sigues?, ¿Te has puesto mal últimamente?, ¿Qué es lo que piensas en estos días? Ella respondió la verdad. Es imposible mentirle a esa mirada tan inquisidora. Vino. Respuesta. Pregunta. Vino. Respuesta. Vino. Vino. Pregunta. Respuesta. Vino. Laura ya estaba cansada de hablar del mismo tema. No sabía si lo había superado pero estaba segura que para esa noche, era suficiente. Él hablaba. Ella miraba su pelo que brillaba con la lámpara y los vitrales que tenía al lado. Laura no lo escuchaba pero miraba sus cejas, su nariz, sus mejillas, su mentón, el saco del costado, sus brazos, su camisa y las manos con que se acomoda las mangas.  «La mente… no sabes lo poderosa que es» decía. Laura mira sus ojos otra vez:

-¿Me besas?
-Sí, claro –respondió él.

Y ya. Al instante, tomaron más vino sin dejar de mirarse. Tras ese sorbo, a Laura la empezó a atormentar un absurdo sentimiento de culpa por lo que había pasado. Se sintió desleal. Pero le había gustado y como él siempre le recomendaba, trató de despejarse pensar en eso que acababa de pasar. Se distrajo mirando a otra pareja que también los observaba. «A la horca por incestuosos», creyó Laura que esa pareja estaría pensando y rio sola. Él tomó un poco más de vino…

-Tengo que estar un poco loco para hacer esto –dijo sonriendo.

« ¡¿QUÉ?! » pensó Laura mientras cambiaba su sonrisa por una boca cerrada de rabia. Lo odió. Ella había tardado en darse cuenta que cuando estaban juntos, eran tan iguales como cualquiera. Pero finalmente, lo había comprendido. Y con esa frase, Laura sintió que él se burlaba. Se paró casi por inercia y en cámara lenta. Estaba como mareada (y no por el vino). Cogió su bolso, lo miró con furia y decepción mientras empezaba a llorar y se fue. Así sin más. Caminó por varios minutos secándose las lágrimas cada dos segundos. Ya se había acostumbrado más a o menos a eso. Cuando se dio cuenta que estaba por llegar el otro local de La Posada del Ángel a donde no debía llegar, maldijo su suerte. Intentó tomar un taxi pero lo vio manejando muy rápido y haciéndole con la mano el gesto ese de "pare". Laura se quedó quieta esperándolo. Adentro del local empezó a sonar una canción de Calamaro demoledora para Laura. Se apoyó contra para la pared y continuó su llanto pero con más fuerza. Cuando él llegó a su costado y se dio cuenta de la canción, la tomó del brazo por debajo del codo y a jaló hasta adentro de su auto. Laura se tapó el rostro y siguió llorando. Él le quitó las manos y le cogió el pelo:

-Hey, ¡ya! ¿Por qué tanto drama? Sólo es una canción y tú eres una impulsiva que no me deja terminar las cosas.

Laura lo miro con lo que parecía un puchero sin intención. Él le sonrió y le dio un beso.

-Cálmate –le pidió.

Y empezó a manejar. A cinco minutos de ahí estaba su casa así que ese fue el destino.

-Conozco un vino mejor –le dijo a Laura antes de llegar a su departamento.


Ella sonrió. Otra vez, nada, NADA, era demasiado importante cuando se está con él. Las cosas pasan tan ligeras que acarician. Había habido un beso (dos) y una pelea. Pero la conversación puertas adentro fue, de lejos, lo mejor. 




''Soy ese beso que se da
sin que se pueda comentar.


Soy ese nombre que jamás
fuera de aquí pronunciarás.


Soy lo prohibido''



Y... no es broma cuando Laura se identifica con esta película:


23 de mayo de 2013

El bloqueo


Para escribir un post semanal en este blog, pienso primero en un tema central. No sé si lo han podido hallar fácilmente pero están. Hay que decir que este blog fue ideado y creado con fines académicos y si notan las primeras entradas, así fue. Las circunstancias personales o acaso la vanidad hicieron que me tropiece dentro de mi auto-impuesta "línea editorial". Todo se mezcló. No estoy segura si para bien o para mal. El eje central de este post es que el bloqueo de ideas no distingue temas. De verdad. Algunas veces me salvé a suerte súbita. Cuando de pronto, en medio de mi crisis existencial por no saber sobre qué escribir, aparecía una idea de la más completa nada. Yo creía que eso de «dejar que todo fluya y esperar que la inspiración llegue» era cosa de seudo escritores o blogueros con serios afanes de figuración. O sea, puro poserismo. Pero comprobé que no. (A menos que yo también sea una bloguera afanosa)

La inspiración me ha llegado casi al límite muchas, muchísimas veces y sobre eso he podido escribir. Pero ahora me llegó que no me lleguen las ideas que deberían llegarme. Ni siquiera Laura, la chica que a veces se filtra para hacerse de un post, ha llegado a asaltarme (tal vez sea porque anda tranquilita y feliz). Nada de la coyuntura nacional o internacional me llama lo suficiente como para querer pensar en ello por más de cinco segundos.

Mi bloqueo llegó a su máxima humillación cuando consideré como último recurso, subir algunos videos míos cantando, bailando y haciendo karaoke en mi computadora. De hecho, lo haré eventualmente porque ahora que lo pienso son graciosos y mi "chistosidad" merece ser de dominio público. Claro que sí. Pero el asunto no era ese. El asunto era que no sabía sobre qué escribir, no sabía qué había que podía ser interesante.

El bloqueo es un mal que acecha sin provocarlo. Es un mal malo. No sólo para un blog, sino también  para un texto universitario, un informe, lo que sea. Se nos antepone un Everest por escalar y hacemos cualquier tontería que esté al alcance (o no tanto) para atrasarlo. Procastinar, que le dicen, dejar todo para el último minuto. «Uy, me acordé que tengo que ordenar AHORA la ropa que no ordené EN TRES MESES». Por favor.

Los ascensores son raros. Las dos chicas a mi costado duermen. Pucha, que somos chatos los peruanos. Hace muchos años que no como algodón de azúcar. Debería aprovisionarme de dulce ahora por mi probable futura diabetes (gracias, papá). Siempre que se pone el saco azul, me gusta verlo más. Qué sueño. Hoy me acuesto a las 11.

Ahora, por ejemplo, acabo de tener un bloqueo en el párrafo anterior. No sabía qué más escribir a las 11:34 de la mañana del miércoles 22 de mayo que es hoy, que es cuando estoy escribiendo esto.

Hay que verle el lado bueno a las cosas, como Bradley Cooper. Todo lo que creemos perdido, no lo está.  Y si al parecer no tiene solución es porque nos espera algo mejor. Todo pasa cuando y porque debe pasar. Y Dios (o en lo que creas) mueve las fichas con precisión de reloj. Estar sin saber qué escribir. Estar bloqueada y escribir sobre el bloqueo fue algo que se me ocurrió de pronto. Ese es el tema central, no me estoy traicionando y creo que sirve. A borrones y correcciones se aprende y se mejora. Blocked. 




"Y yo me muero de…
ganas de decirte
que me muero de…
ganas de decirte
que me muero de…"




16 de mayo de 2013

Verborrea

Hay palabras y oraciones que no hacen ni logran nada quedándose en nuestra cabeza. Lo único que generan es complicación porque colisionan con aquellos otros pensamientos que buscan impedir la verborrea: el torrente de palabras.

Pero nunca es bueno decir todo. Hay que ser astutos y meticulosos. Tal vez las mujeres somos un poco más (o bastante más) minuciosas y si, intentamos decir todo pero en compresión. No tengo muy claro si la verborrea es lo ideal así que siempre hay que guardar un poco. Pero quedarte con palabras y ganas, no. Eso es peor.

*****

A una chica le gusta un chico. Pero las probabilidades de que a él le guste ella son de 0,0001 entre 238292202292 (o más). Ella lo ha visto dos veces a la semana durante poco más de tres meses. Lo ha visto más o menos dos horas y media cada día. Él es raro. Ella está deprimida. Pero los días que lo ve, al menos por esas horas, sólo se concentra en él. Han tenido algunas conversaciones a causa de la depresión de ella. Todo infortunio esconde alguna ventaja, dice Serrat. Hasta la ayudó a incorporarse cuando casi se desvanece. Pero las circunstancias, muchas veces, no dicen nada A ella le preocupaba que en poco ya no iba a verlo más. Él sólo la miraba para asegurarse que no se desmayara o llore. La chica confirmó que él le gustaba y planeaba no decírselo jamás. Además, aún quedaban unos días. Ok, ya no quedaban tantos. Ella lo decidió ese mismo día: 28 de junio de 2012 (la chica tiene una memoria envidiable). Y le dijo a él: No te molestes, pero me gustas… mucho. Para eso, ella había considerado tres posibles escenarios:

Escenario 1: Que él le diga: Tú también me gustas. Me gustaste desde el primer momento en que te vi. (Literalmente imposible).

Escenario 2: Que él le diga: ¿Cómo crees que me voy a fijar en ti? (Probable. Pero políticamente incorrecto).

Escenario 3: Que él le diga: ¿Cómo vas a decirme una cosa así? Por favor, te pido que te vayas. (Probable. Muy probable).

Él escenario fue el 9 ¾. O sea, uno que no existía. Él le dijo que estaba sorprendido. Pero que no era adecuado. Lo dijo con una sonrisa tan bonita y sagaz que más bien decía: No creas nada de lo que te estoy diciendo. Se despidieron con un beso (inserté aquí el adjetivo o tipo de beso que usted prefiera). Ella dio todo por zanjado. ¿Había sentido vergüenza?  Sí. ¿Había hecho algo que nunca en su vida había hecho? Sí. Pero ella no esperaba nada porque esperar algo era simplemente una idea surrealista. Así que se fue. Un día después, recibió un mail casi corporativo.

De: sjsjeajajaminsjslaajijao. 
Para: wjwslhsshuscshsiaja.



Tal vez habría que vernos.


Y así fue.


*****



Lo importante fue todo lo que está más allá de la vergüenza. Ella se sintió fuerte, sintió que nada podía detenerla y que era capaz de cualquier cosa. Hay que pensar siempre en el costo-beneficio. Si ella no arriesgaba, no ganaba. Y fue un riesgo. Su respuesta pudo ser cualquiera. Pero aun poniéndonos en el peor escenario: el dos (rechazo total) o el 3 (indignación), habría tenido una respuesta, que es mejor que no tenerla, que es mejor que preguntarse todos los días: ¿qué hubiese pasado si le decía?...

Por eso, quisiera decirles a las chicas que leen esto (porque soy una chica y más o menos entiendo el código) que no se callen. El hecho que seamos nosotras las que se lo digamos a un chico no nos hace menos mujeres. Al contrario, hasta podríamos sentirnos mucho más felices de serlo. No hay que pensar mucho. Si lo piensas, no lo harás, sólo perseguirás tu cola. No esperemos más que respuestas. Nada asegura lo que pueda pasar. Pero uno no sabe hasta que sabe. 



"I was taking a walk, when I saw you pass by
I thought I saw you looking my way, so I thought I’d give you a try
When I saw you smile, I saw a dream come true
So I asked you, maybe, baby what you gonna do?"


9 de mayo de 2013

El hábito no hace a la madre

El 8 de mayo de este año, es decir, ayer, se realizó en el Vaticano la asamblea plenaria de la Unión Internacional de Superioras Generales. Se recibió a 800 religiosas, pertenecientes a 1900 órdenes de 75 países. O sea, mucho hábito y recato. Pero el Papa las cacheteó con sus palabras. Ya se hace costumbre. Supongo que las monjas esperaban un discurso más bien correcto y no tan picante.

Francisco habló sobre la castidad, la obediencia y la pobreza. Los 3 votos de las monjas. Todo lo que debería hacer una religiosa que se respete. Ah, no. No era eso a lo que se refería el Papa. Es más, dijo lo contrario a lo que significa ser monja. Para mí, habló sobre todo lo que está mal con estas mujeres a las que no entiendo. Hace algunos meses publiqué un post sobre la vocación divina a partir de una entrevista que le hice a la directora de mi colegio. La defendí y hasta creo que lo comprendí. Pero hay distintos tipos de servir religioso y hay uno en especial que, a mi juicio, no tiene razón de ser. Siguiendo con el tema de las mujeres, las monjas de claustro, por ejemplo. Tal vez a eso se refería el Papa. Dos enunciados han despertado a las noticias. Aquí va.

Sobre la pobreza: "Se aprende con los humildes, con los pobres, los enfermos y todos aquellos que están en las periferias existenciales de la vida. La pobreza teórica no nos sirve".
Por eso, no entiendo de qué tanto se ufanan las monjas (y también demás religiosos) que viven encerrados. Sí, tal vez hacen labor desde ahí, pero es como sentir compasión de un enfermo de SIDA y no querer darle un abrazo. No sé si la idea se entiende. Tal vez en la Santa Sede deberían recortarse los lujos. Es verdad. Pero ya se está haciendo. Lo que me parece interesante es eso de la pobreza teórica. Me imagino que se refiere a lo que hacen o dicen las monjas para condenarse, un legado de Santa Rosa de Lima, tal vez. Aprender de la pobreza es convivir y ser empáticos con ella. No tienen por qué morir de hambre pero combatirla no se hace desde una capilla.

Sobre la castidad: "Una castidad fecunda, una castidad que genera hijos espirituales en la Iglesia. La consagrada es madre, tiene que ser madre y no solterona".

No puedo decir exactamente qué quiere decir con ser "madre". Tal vez se haya referido a serlo espiritualmente. Pero pongámoslo del otro lado. Yo creo que las mujeres deciden ser monjas porque tienen una vocación nata. Así como los que son doctores, bomberos, enfermeras, etc. Creo que ellas son personas buenas, puras y sin maldad. Imaginemos si estas mismas mujeres vivieran normalmente como lo hacen otras, disfrutando de su feminidad, siendo mujeres respetables, lindas y que valen le pena. Mejor aún: imaginemos a esas mujeres, con todas esas cualidades, criando personas de bien. No necesitamos monjas que juzguen a las madres con hijos impresentables. Hay muchos factores para que una cosa así suceda. Pero ellas no lo entenderían. Ahora, hay que saber diferenciar que no significa que ser madre necesariamente te complete o te realice como mujer, eso depende cada una. Lo que sí es cierto es que si una monja debe tener un lado maternal que sería ideal que se concrete. La madres tienen ese algo que las que no lo somos no lo entenderíamos.

Creo que Francisco está revolucionando la Iglesia. Pero hacen falta medidas concretas y rápidas. Siento que hablo de un candidato o un presidente. Pero es así. El Papa nos representa a todas las personas que creemos en Dios, nos representa a todos, incluso a quienes, como yo, pensamos que hay muchas cosas dentro de la Iglesia que están mal y retorcidas. Lo bueno es que Francisco es un hombre, no un ente que parece levitar y estar por encima de todos como tal vez parecían sus predecesores. Con lo que dice y hace lo va demostrando. La mentalidad de solteronas sacrificadas, de mártires, de héroes con sangre ya no sirve. Como dijo Francisco, "perdonadme si hablo así".

"¡Ya está! ¡Cuánta ambigüedad! 
Esta vida me va a matar. 
mi corazón vacío no soporta una ausencia más. 
Y sé que dijo una vez el nobel de la paz asesinado al caer: 
Es lo malo de ser bueno en este mundo cruel"




2 de mayo de 2013

Asunto real

El Papa es argentino y la nueva reina de Holanda también. Máxima Zorreguieta es la Leticia Ortiz de este lado del mundo. A las 7:25 am (hora peruana) ella, junto a su esposo Guillermo, asumieron el reinado de Holanda y la Niuew Kerk (Iglesia Nueva) se adornó de sonrisas y felicitaciones de parte de muchísimos representantes reales del mundo. Tiaras, sombreros, ternos y burkas. No todos los días la reina abdica y deja a su hijo, junto a su esposa tan rubia 

como latina, como soberanos de los Países Bajos. Un día magnifico que terminó con la familia  real de paseo en bote. Pero para alivio o infortunio de Guillermo, los ojos estuvieron puestos durante todo momento en Máxima. No es para menos. Se trata de la reina más joven que haya tenido Holanda. Se trata de una latina. Se trata de una hermosa mujer que tal vez, ni en sus más femeninos sueños, pensó ser monarca. Quien esté leyendo esto, sea quien sea, probablemente esté pensando que hay cosas mucho más importantes y menos superficiales. La verdad que sí. Pero yo lo invito a mirar en retrospectiva y un poco de su ombligo y pensar en alguna pasión que usted tenga. La que sea, la más absurda. No hay una explicación concreta a su importancia. Sólo hay que detallarla tal cual es.

No sé muy bien cuando empezó pero sospecho que fue cuando vi, a mis 12 años, la boda de Leticia Ortiz y el príncipe Felipe de España. En ese entonces no entendía bien pero suponía que algo magnifico debía estar pasando para que se televise una boda en todos los canales nacionales estando a kilómetros de kilómetros de España. Eso también sigue siendo un misterio.

Cuando uno empieza a encontrarle el gusto a algo, le encuentra el interés a todo lo que tenga relación. Así, comencé a reconocer los nombres de la realeza, los cargos, los protocolos, la historia, etc. Puedo hablar un poco sobre Grace Kelly y la relación con su hija. Puedo hablar sobre eso aunque no sepa tanto. Es un tema que me interesa. Muchos no están de acuerdo, creen que las monarquías deben ser abolidas, eliminadas de la faz de la tierra porque las consideran un excesivo e innecesario gasto para los países, algunos de los cuales, como España, pasan por una intensa crisis económica que tiene a miles de personas sin trabajo. Creo que no tengo un argumento firme con respecto a eso. Respeto esas opiniones pero no me hacen cambiar de opinión. Para mí, la realeza es parte de la historia, es como un museo verídico y evolutivo que tenemos la oportunidad de presenciar desde todas partes del mundo. La monarquía forma parte de la idiosincrasia de un país, de una sociedad.

En Inglaterra, cada vez que la princesa Diana, muerta hace más de 15 años, aparece en alguna revista sensacionalista inglesa, se venden miles de miles de ejemplares. Pueden amarlos u odiarlos pero no puede haber duda que siempre serán referentes. Yo siento a toda la realeza como personas no reales (aunque suene contradictorio), las considero fuera de este mundo y por eso me extasía tanto. Mi favorita es la realeza británica, la más mediática. Guillermo y Kate me producen una admiración y envidia sana bárbara. Cualquiera que siga su historia se dará cuenta que  no son una pareja real convencional. Ellos revitalizan a la familia real británica y dan junto a Isabel II, una mujer extraordinaria que asumió el reinado sin quererlo y que se ha convertido en una monarca impecable, una imagen fresca a la monarquía. Por Kate supe que mi primera hija se llamaría Catalina y también entendí que, no importa qué, cómo o lo que tengas que hacer, el amor siempre estará por encima. Que ellos son humanos (tal vez el ejemplo más claro sea el príncipe Harry), que los monarcas, príncipes, princesas, infantas, duques y duquesas tienen historia en sus espaldas, son lo que en próximos años será pasado, son como vemos a la Reina Victoria, a la Princesa Diana y al rey tartamudo. 


''El escenario de mi cuento es esta tierra, en la que actualmente vivimos. Pero el período histórico es imaginario''

John Ronald Reuel Tolkien