25 de septiembre de 2014

Perdón por la tristeza

Recuerda que fue hace dos años en el cumpleaños de su abuela.... que iban a entrar cuatro hombre enormes con guitarras y sombreros mexicanos. Todos se sorprenderían, su abuela más que nadie. Ese día decidió no arreglarse, toda su familia llegaría a casa pero no había ninguna razón para arreglarse. No había ningún tipo de ropa que le interesara usar, ningún peinado... ningunas ganas. 

Recuerda que esos cuatro hombres llegaron y empezaron a cantar. Parece que fue feliz por un momento solo con ver la sonrisa de su abuela. Una parte chiquita de todas las que estaban destruidas intentaba salir a respirar. Solo por ese momento. Canciones, bailes, risas, fotos. De alguna manera todos se las ingeniaban para moverse y admirar a los cantantes.

Recuerda que fueron esos mismos cuatro enormes hombres los que empezaron con uno, tal vez dos acordes de guitarra que terminaron por asfixiar a esa parte chiquita que intentaba respirar. Fue esa canción la que terminó de dispararle. 

Recuerda que corrió... que huyó hacia otra estancia, que casi se desploma, que se ponía las manos sobre el rostro y después sobre sus rodillas, que no podía parar las lágrimas, que intentaba no escuchar, que intentaba no repasar palabra por palabra en su cabeza. Recuerda que se sintió absolutamente desgraciada. 

Los cuatro hombres enormes con sombreros mexicanos solo cantaron ''Volver, volver''. Fueron tres minutos terribles. ¿Y solo por una canción? El mundo entero cabe en una canción.









''Voy camino a la locura
y aunque todo me tortura,
sé querer''





18 de septiembre de 2014

Para olvidar

No me fui a España a olvidarme de alguien. Al contrario, me fui porque quería recordar quién era yo. Lo que quería encontrar lo fui descubriendo poco a poco... entre estudios, salidas, noches, madrugadas y tantas cosas más. Mi 2012 fue terrorífico, mi año más oscuro y el inicio de mi 2013, casi una broma, una preparación...

Creo que encontré algunas partes mías... descubrí que puedo ser la más mala, la más pecadora, la más insoportable... que puedo ser cursi, estúpida, engreída. Me encontré graciosa y a veces borracha. Casi enamorada, deslumbrada, medio tonta... por todos y por toda la ciudad. Me enamoré un poco de mi y mi gorrito negro parisino. De mi saco. De encontrarme sola y verme sola... ver por mi y a encantarme con la presencia de mis amigos que finalmente fue la presencia de mi familia. 

Me fui a España a confirmarme. 

Parafraseo a Susel Paredes y hasta me atrevo a contradecirla: 
No me fui de Lima para olvidar un amor no correspondido. 
Grave error, no olvidas una mierda. Es mejor.




''Soy sola y del alma buena 
y si me descalzo muestro los pies. 
Se van trepando las libertades 
muy despacito pero al revés''



11 de septiembre de 2014

Susel Paredes es mi libro

Incluso antes de que empiece el año, yo ya tenía a mi personaje para el curso de Periodismo Literario. Chabuca Granda... por más que lo analizaba y trataba de encontrar un back up, no se me ocurría ningún otro personaje que pudiera llenarme y embelezarme tanto como esa mujer. Entonces empezó el ciclo y emocionada como una quinceañera fui a la primera clase. No diré el nombre del profesor -porque no es políticamente correcto- pero sí diré que ponía una infame cara de asco cada vez que le decía algo de mi personaje, de lo que había conseguido o le enseñaba cualquier texto que hubiera avanzado. Antes de pensar que tenía algo contra mí, decidí retirarme pacíficamente del curso y así incumplir una ley interna que tengo desde hace mucho tiempo y que es, precisamente, no retirarme de ningún curso. NUNCA. Pero lo hice y aquí esta mi razón principal: estaba comenzando a odiar mi tema, tenerle terror a abrir una hoja de Word y empezar a escribir el libro... y eso me dejaba una sensación de decepción tan grande que me hizo pensar: no quiero escuchar Coplas a Fray Martín o Puño de oro -genialidades ambas canciones- y terminar con estrés y maldiciendo.

Tenía que encontrar otro personaje o al menos otro tema que me inspirara tanto como Chabuca Granda. No había problema. Después de retirarme, justo antes de la mitad del ciclo, me quedaban algunos meses para pensar. La verdad es que no pensé nada y en lugar de eso me fui a Colombia -donde solo se puede pensar en la amabilidad de la gente y sus sonrisas-. Llegué a la primera semana de este -debo decir, ocupadísimo ciclo- sin personaje ni tema. 

PERO si alguien tenía que ayudarme, era mi ex roommate Mariana. Lo lanzó así nomás, casual y como una idea suelta que yo podía o no tomar en cuenta. Mariana pronunció dos palabras: un nombre y un apellido que hicieron que me reduzca al mínimo por no haber pensado en esa PERSONA antes. Susel Paredes, gerente de fiscalización y control de la Municipalidad de Lima es la mujer de la que voy a escribir un libro. En el momento que Mariana me sugirió tremendo personaje lo atrapé y lo hice mio. Presenté mi propuesta a mi nuevo profesor, que más que muecas es todo ayuda y buena onda, me lo aprobó al instante... el había sido compañero de Susel en la Universidad de San Marcos y sabía que tenía que ser ELLA. 

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La primera vez que le hablé fue después de una conversación por Facebook. Me dio su número, la llamé y me hablo como si me conociera desde que nací. Quedamos en vernos y cuando el día llegó entendí por qué la había elegido y tal vez por qué no pensé en ella desde el primer momento: las personas geniales, pero las autenticas, están ahí pero a veces no nos damos cuenta porque estamos pensando en complacer a otros más que en observar y sentir por nosotros mismos DE VERDAD. Susel, política, abogada abiertamente lesbiana y con orgullo, defensora de lo derechos de los ashánikas, gays, lesbianas, transexuales y bisexuales, las mujeres, del orden, de lo que es justo... se fue a España por dos años y fue ahí que decidió hacer y ser lo que quisiera y apasionara sin que nada más importa... algo así me paso a mí. Susel, tú eres mi musa.  




''En el boulevard de los sueños rotos
vive una dama de poncho rojo,
pelo de plata y carne morena.
mestiza ardiente de lengua libre,
gata valiente de piel de tigre
con voz de rayo de luna llena''


3 de septiembre de 2014

Esa cosa del transporte

A ver si lo tengo claro: ves muertes todos los días porque un asesino -no chofer, no: asesino- de combi decidió jugar con la vida de una persona inocente y aún así piensas que las combis deben quedarse... haces colas de horas para entrar a Mistura o para ver Asu Mare pero no puedes hacer una para subir a un bus que te transportará a tu lugar de trabajo o estudios... estás harto del caos de que significa tomar y entrar en una combi y sin embargo creas desorden empujando a quien tienes adelante para subir a un bus azul... te quejas de que las combis hacen lo que les da la gana pero no puedes caminar tres cuadras hacia un paradero autorizado... y, periodistas, pueden grabar gente quejándose y seguir ahondando en los errores -que los hay- pero no pueden dedicarse a ayudar también y  hacer la otra parte de su trabajo que además de denunciar es informar y dar a conocer a la gente sobre transbordos, paraderos y rutas. Es absurdo.

¿Qué hay errores? Claro. La falta de información o la casi nula prevención de la marcha blanca que ocasionaría la gratuidad del servicio. Seguro hay más. Pero esto se trata de una REFORMA, no de poner y pintar escaleritas, esto es algo grande. Pero no podemos pretender que todo se desarrolle con precisión suiza porque para eso habría que ajustar detalles colaterales que además de ser responsabilidad de la Municipalidad de Lima son responsabilidad de nosotros mismos como ciudadanos. 

Es increíble cómo nos hemos adaptado tanto y tan bien al caos y al desorden, a la informalidad, a la desgracia que es tener que viajar diariamente en una combi, a no saber si llegarás vivo o no a tu casa.  Eso es preocupante. Paciencia, información, ayuda, comprensión, orden, precaución, no indolencia... para ambas partes. Es tan extraño que Lima empiece a cambiar de una manera drástica que hasta parece indignarnos. Es tan insólito no estar a punto de perder una pierna -o directamente morir- porque una combi se subió a una vereda, no ver a un conductor de bus como a un delincuente, no correr para tomar un carro que probablemente decida cambiar su ruta en algún momento del trayecto... y no queremos asumir esta reforma como nuestra, como un cambio que es de todos. Como leí en Twitter: a veces parece que en lugar de reformar Lima, deberíamos reformarnos los limeños.





''... pero que queréis killo, si ya lo decían los berrones, 
que somos un país de panderetas... 
Con sus ovejitas... yola yola una foto... y sus ovejitas. 
¿qué coño es esto?... y luego los que son buenos 
se nos van raro, raro, raro''