30 de septiembre de 2012

Un infiltrado


Siempre que quise escribirle algo bonito,
quería sonar inteligente, distinta, audaz
y adivinar algo que le gustara leer.

Pero ahora que todo de verdad es distinto,
me he dado cuenta que no hay que intentar
que algo suene, se vea o sea diferente a lo que
quieres decir.

Hay muchas frases cliché que podría escribir
en este momento y que, sin duda, lo haré.
Porque cuando sientes algo que en algún momento
sintieron o sentirán todos, sabes por qué hay que decirlas.

Extraño y quiero y me siento triste
por muchas razones que diré en este momento:
no, por una en especial: hoy es primero
y los primeros ahora son diferentes.

Probablemente y actualmente, ya no habrá
un primero en que te obligue a comer comida
de Benihana y que digas que te gustó (al menos ese día)
para que no me moleste.

Tampoco sé y probablemente no habrá
otro primero que salude a las 12
esperando, por supuesto, que tú saludes primero
una tiene su orgullo.

Difícilmente habrá otro primero de algún regalo:
un video, un cuadro, una canción, una pelea
(siempre en fechas importantes)
y no habrás tú.

Pero los días no distinguen y sigo sin ser lo que
era antes, sea o no sea primero.
Las memorias son asociaciones y las fechas
son también recuerdos.

No más el sol en tu cara en San Bartolo, Sarapampa
o Cieneguilla. Tampoco el sol que caia de la ventana
por el balcón, después en el sofá y al ultimo
una foto a contraluz que no nos salía. 

No más bromas ni cantos porque
no sé qué decirte más que lo que no te
gusta que te diga.
Pero que tú sabes.

Ya no hay llamadas ni: ¿qué haces?
a las 12, 1, 2 o en medio de otra conversación
no más: jajajajajajaja, adiós.
no más jajajajajajaja.

No más reclamos,
aunque me muero por hacerlos,
no más discusiones sin hablar
pero, qué lindo terminaban.

Ya no hay gritos, ni esos gritos
ni esos otros gritos, ni todos los gritos.
Ni la sonrisa al final, ni el choque de manos
por el buen trabajo. Extraño.

Porque es un primero más de algunos
otros que ahora creo deberían irse rápido
que sea feriado
pero corto.

Porque ya no son esos primeros.



Dos canciones diferentes pero que SON este momento.
La primera es más corta-venas
pero en serio, a veces me pregunto lo mismo.

‘’¿de qué diablos estoy hecha 
que sólo soy feliz si estoy contigo?
que los momentos malos los olvido
y no me canso nunca de esperar''



''si estás en cada cosa que respiro...''









27 de septiembre de 2012

Confidencia


A veces las ideas más extraordinarias llegan de la nada. Y es en cuestión de segundos, microsegundos y "nanominimomentitos" que se deciden las acciones más disparatadas. Hay que decir que Laura no sólo pensó que su idea era disparatada sino también absurda, loca, alucinante, estúpida, atrevida, improbable de resultar exitosa, etc. Porque Laura tuvo una idea. Así como todos tienen ideas. Pero esta idea fue diferente y se fue construyendo como se construyen todas las ideas antes de ser realizadas.

-Jaja, no. Imposible. ¿Cómo vas a hacer eso? Estás loca. Pero, ¿qué pierdo? Total, ya no nos vamos a cruzar más. Pero puede reaccionar mal. Me va a botar. No, me va a odiar. Aunque, fácil se ríe y nada más. Mejor espero un rato más y decidiré en el acto. Ahí se verán las cosas.

Por supuesto, mientras Laura tenía esta conversación mental con ella misma, se le aparecían en la mente muchas imágenes. Probables consecuencias, tentativas de momentos previos y, sobre todo, la vergüenza que se manifestaría en ella en el color de su cara, en el incremento de su torpeza o en una simple pero efectiva huida del recinto donde se llevaría acabo el plan.

Faltaban aproximadamente treinta minutos. No, veinte. No, quince. Diez.  La gente se va incorporando poco a poco, se paran de sus asientos, recogen sus cosas. Todo parece hacerse cada vez más lento. Laura cree que tiene unos segundos más para re considerar su acción. Los tiene. Algunas personas se acercan al sujeto en cuestión (el receptor de la bomba, el móvil, el protagonista del plan) y charlan. Laura observa. La gente se va dispersando. Queda una sola. Laura conoce sus intenciones que, en realidad, son las intenciones muchas otras, con la diferencia de no tener el grado de atrevimiento (¿o acaso locura?) de ella.  Habla y habla y habla y habla. Listo. Terminó. El sujeto en cuestión mira fijamente a Laura como preguntándole si necesita algo. Laura se acerca mientras mentalmente decide qué dirá y cómo lo dirá.

-Quería comentarte algo… ya sabes, lo que te había dicho antes.

El sujeto en cuestión escucha, la observa y finalmente le dice las cosas más simples pero resultantes que existen. Laura sólo recuerda estas palabras: tiempo, tú, y, mira, sientes, amigo, yo, tranquilidad y ¿cómo se te ocurre? (aunque eso no es una palabra)

Así es. Él termina de hablar. Se miran. El espera. Laura finalmente decide arriesgarse.

-También te quería decir otra cosa- Laura mira al costado, a la puerta, intenta parecer despreocupada. No hay nada de qué preocuparse. Sólo hay dos posibilidades: sonrisa o reproche.

Le dice.

Pasan unos segundos, el sujeto en cuestión se echa para atrás, se sorprende, se ríe, le pregunta si es en serio. Laura dice que es en serio. Pero se ofende. Había juntado todo el valor del suelo, de las ventanas, de los pasillos, de ella misma. Y el preguntaba si era en serio. Sí, es en serio.

Después de unos segundos, él agradece, se ríe, se vuelve a echar para atrás. No lo puede creer. Al menos un objetivo se ha cumplido, piensa Laura, lo ha desencajado. Y eso está bien. Por último, hay que aprender a caer para después levantarse mejor y Laura proyectó su caída y la más lógica de las respuestas. Se adelantó. Dice algo más y pretende despedirse, se acerca para eso. Sí, se acercan.






''Loud and clear 
Message received 
I don't have much in my life 
But take it - it's yours''





20 de septiembre de 2012

El Perú no es el Campo de Marte


¿Qué decir de Mistura que no se haya dicho ya? Ser uno de los temas más tocados, sino el más tocado de estas semanas, lo hace predecible, aburrido, más de lo mismo. Debe ser por eso que no sé que más escribir ahora. Pero he decidido darle un descanso a los posts sinceros y llenos de demonios (los míos).

No me gusta Mistura. Algo duro. Me siento la nueva Ivan Thays. Pero, en este caso, no es que no me guste la comida peruana. Me gusta, pero no toda. Me gustan más las pastas. Me gusta el ceviche, pero sin mucho ají. Me gusta el lomo saltado, pero sin cebolla y sin tomate. Me gusta la causa, pero sin muchas verduras y de atún. Me gusta la mazamorra, pero sin frutas. No me gusta el arroz con pollo, el ají de gallina, la chicha de jora, ni nada que tenga que ver con partes explicitas de animales y, perdón, pero jamás comería suri. Es que no todo nos puede gustar. Vamos, es imposible. La comida peruana será, para miles de miles, lo máximo. Pero no nos puede gustar a todos, incluso siendo peruanos. Sí, la comida peruana esta empezando a ser reconocida internacionalmente, eso es verdadero, pero lo mismo sucede con la mexicana y la francesa, un clásico que sigue vigente.

Definitivamente, hay algo extraño cuando defendemos nuestra gastronomía como eso, "nuestra". Sin pensar que, al menos la comida que tanto se promociona en diferentes partes del mundo y hasta en muchos de los restaurantes más representativos (y caros) de Lima, es una fusión alucinante entre muchos países que desde hace muchos años influyeron no sólo en nuestra comida, sino también en nuestras costumbres. Por ejemplo: China, Italia, España.

Hace unos días fui a Mistura para encuestar a los transeúntes y "comensales" (que es como se le debería llamar ahora a todo peruano caminante en las calles ya que aparentemente nuestra comida es nuestro verdadero "yo"). Tráfico, desorden, colas eternas, peleas, revendedores, colados, taxis cobrando lo que se les da la gana, humo, contaminación, basura y polos de Marca Perú. Sí, la peruanidad es una marca, una publicidad, un volante de promoción que hay que pisotear y ensuciar con la excusa de que con la comida se hace patria. Es un comienzo, sí, pero no lo es todo.

Sin embargo, sé y entiendo que Mistura es una gran vitrina para muchos que recién comienzan, es trabajo, es oportunidad. Lo sé. Pero no es todo. Mistura no es el Perú. Nuestra verdadera mixtura está adentro y fuera del Campo de Marte, está en esa salchipapa que comes en la esquina de tu casa, en la señora que vende anticuchos toda la noche, en Marcelo’s, un huequito donde compré leche de tigre después de viciar mi voto. Está siempre, en todo lugar, en todo momento. No hay que olvidar eso. Que Mistura, la feria gastronómica de los domingos en tu distrito, el menú en el mercado, el puesto de emolientes y tantos otros, son un elemento más de todo lo que hace espectacular y hermoso el ser peruano. Que no sea sólo la foto, el check-in, la entrada, la foto de Gastón. Que sea la historia del hombre o mujer que te vendió un plato de comida en Mistura o en algún otro sitio en nuestro loco país, que sea su fusión, nuestra mezcla que es más importante que cualquier plato. Eso es lo que es Perú: mixtura, no sólo Mistura.



''Hoy nuestro canto crece,
es nuestra esperanza
 
nuestro país renace,
como tribu en las cumbres''
 





13 de septiembre de 2012

Lo que queda


No es que no me quiera. Ni que sea una cursi sin remedio (soy cursi pero pienso que algún día encontraré el remedio)

Hace tiempo encontré a alguien que me complementó. Un amigo, un compañero de conciertos, tributos y más cosas. Alguien al que podría contarle cualquier cosa, incluso la más disparatada o inspiradora. Una persona que me ha dado (hasta ahora) lo que más necesitaba y lo que más esperaba. Alguien que me ha explicado lo que no sabía. Alguien que sé que me sonreirá así se caiga el mundo. Una persona con la que me vuelvo más cursi, más romántica y más divertida. Una persona que me quiere a pesar de lo que hago y lo que soy. Una persona que me ha enseñado que es amar.

Cada día me fascino más con su forma de ser, con su forma de hablar, de pensar. Cada día me enamoro más de su sonrisa, de su pelo, de su cara, de sus brazos, sus piernas, de lo que dice, de sus gestos, de lo que siente, de él. Cada día me doy cuenta que el amor que le tengo  ya no me cabe. Cada día pienso en lo malo que he hecho con él. Cada día me arrepiento de cosas por las que él puede desesperarse.

No sé escribir como él. No sé si estaremos juntos siempre. No sé si lo veré mañana. No sé si me dirá lo que quiero. No sé si cambiara por mí. No sé si yo lo hare por él. Sé que escribe hermoso. Sé que estando ahora con él, el día a día es lo que importa. Sé que lo veré en estos días y me hará feliz. Sé que no cambiara por mí. Sé que intento cambiar, por él y por mí.

Me pregunto si estará pensando en mí. Me pregunto si se imaginará cuanto lo amo. Me pregunto si me hará caso en lo que le digo. Me pregunto si pensará que soy tonta. Me pregunto si a veces cree que no soy para él. Me pregunto si me verá como las chicas de sus poemas. Me pregunto si en verdad se divertirá conmigo. Me pregunto si le darán risa mis chistes. Me pregunto si querrá estar conmigo siempre. Me pregunto si sabrá lo que pienso de él. Me pregunto si alguna vez habrá pensado en no tenerme.

Lo cierto es que pienso en él a cada momento. Lo cierto es que lo amo con absolutamente todo. Lo cierto es que me fascina lo que me dice, lo que sabe. Lo cierto es que pienso que es único e inteligente. Lo cierto es que (a pesar de poder ser mentira) se que él es para mí. Lo cierto es que no quiero ser como las chicas de todos sus poemas, solo las de los lindos y las de sus culposos poemas cursis. Lo cierto es que me divierto con él. Lo cierto es que me dan risa sus chistes pero no sé si podre reírme tanto. Lo cierto es que quiero estar con él para siempre. Lo cierto es que pienso que él es el mejor. Lo cierto es que yo pienso en no tenerlo y me asusta.

En verdad no debería ilusionarme tanto. En verdad no debería pensar tanto. En verdad no debería llorar tanto. En verdad debería portarme mejor. En verdad debería pensar en lo que digo. En verdad debería estar con el ahora.

Ahora puedo decirle amigo. Ahora puedo decirle novio. Ahora puedo decirle tonto. Ahora puedo decirle que lo amo. Ahora puedo decirle que me encanta como es. Ahora puedo decirle que lo admiro mucho. Ahora puedo decirle que me gustaría ser como él. Ahora puedo decirle que agradezco siempre por el día que lo conocí. Ahora puedo decirle que su voz es la más linda del mundo. Ahora puedo decirle que me  encantan sus besos y abrazos. Ahora puedo decirle: ‘’cada vez que pienso en ti, (es) amor’’.



''ya me mirabas desde otro cielo,
un instante antes de levantar vuelo''



6 de septiembre de 2012

Laura in the sky con diamantes y nostalgia


Aliviaba saber que al menos la tristeza constante había desaparecido y que aquellos desplomes en los recuerdos y, sobre todo, en las palabras solo eran cuestión de momentos fugaces que Laura esperaba desaparecieran pronto para dar paso a una nueva sensación: el agradecimiento, la sonrisa de medio lado cuando se recuerdan los buenos momentos.

Cuando Laura presintió que aquello estaba por venir, se sintió nueva y diferente. Pensó que después de todo, "lo que tenga que ser que sea y lo que no, por algo será". En este caso, es decir, en el caso de Laura, comenzaba a entender atrevidamente y con mucho entusiasmo, que si bien creía en la eternidad de las peleas, no creía en la eternidad de las palabras, mucho menos de las decisiones. Pero vivir con ese hilo en la mente, en esa balanza donde se tienen algunas certezas pero también otras dudas es vivir en el limbo y no dejarse continuar, no permitirse continuar.

Laura decide rendirse, entonces, cuando la invade esa tristeza acosadora y como cada rincón es una foto, una canción, una conversación o un silencio cómplice y asesino, mira de reojo a un lugar aparentemente estable, más que una cama, un refugio donde las hora se detienen y Laura no piensa.

Primer problema: no dormirá. Tiene que estabilizarse sola y horizontalmente. ¿Para que ver hacia arriba si cuando espera que algo caiga (o  pase) no cae nada? Entonces, hunde su cara en su almohada y poco a poco todo se va empapando, hasta su cerebro.

Vuelve la sensación que no la abandona, que no se aburre de ella. Esa sensación estremecedora, la añoranza, la desorientación, al anhelo de lo que ya no es.

Laura está agotada, está cansada, se siente ignorada, obviada, una más. Laura alimenta ilusiones con una sola letra, muchas veces, con una sola oración. Pero hoy es un día más que vuelve distante entre tantos otros para recordarle que uno está en el lugar que quiso y se hizo para estar, que hay que dejar que las cosas y los asuntos caminen, que en esos andares sabrá, en algún momento, si esa sensación plena y pura volverá. Laura espera… inevitablemente. 




para quien es... también inevitablemente


''Hazte sol cercano en la distancia,
hazte en el recuerdo un leño,
y quemate en mi interior,
no quiero tener más noches frias,
ni poder tan solo en sueños,
despertame junto a vos''