28 de noviembre de 2013

No sé qué escribir

No sé qué escribir. Me he pasado todo el día revisando diarios peruanos y españoles y no he encontrado nada, no había nada. O tal vez sí pero no me ha interesado. Me quedan poquitas semanas en Madrid y tengo demasiadas sensaciones, pensamientos y preocupaciones. No me quiero ir y estoy triste. Nunca pensé la revolución que iban a causar en mí 4 meses sola. Al principio fue dificil pero después se volvió increible. Hablar de eso nada más me hace poner más triste. Así que ya fue. Espero volver, eso sí, Madrid es mi segunda casa y como tal, me ha enseñado, demostrado y cambiado en muchas cosas.

Pero, de verdad, no sé qué escribir y es humillante porque sólo la semana pasada cumplí 100 entradas y hoy estoy haciendo malabares para presionar la siguiente tecla. Debe ser la resaca por la celebración. Estoy segura que vendrán mejores cosas y más divertidas. Sobre todo la próxima semana, lo aseguro. Por ahora, en serio, no sé qué escribir. 






''A mitad de camino entre el infierno y el cielo
yo me bajo en Atocha, yo me quedo en Madrid''


21 de noviembre de 2013

100 posts y 21 años

Hoy mi blog cumple 100 entradas publicadas y mañana la autora del mismo cumple 21 años. Dejaré de hablar de mí en tercera persona porque me pone nerviosa. Con respecto a las entradas diré que me viene gustando mucho escribir sobre lo que me apetezca en este espacio y sobre todo, mantener una constancia que nunca había tenido con nada. Desde que lo creé, jamás quise que este blog se convierta en una revelación, proclamarme la nueva ''soltera codiciada'' a convertirlo en fuente insaciable de periodismo. Yo quería contar cosas y hacer identificar, de ser posible, a las personas que me leyeran, conmigo, con lo que me pasaba y lo que pasaba en general. Aún me cuesta creer siquiera que una sola persona me lee. Intenté empezar con noticias, qué se yo, sucesos mundiales y por razones inevitables, terminé escribiendo sobre temas muy personales. Casualmente esos posts fueron los que más vistas tenían. Buitres :)

En cuanto a mis 21 años, decir que cumplo a muchísimos kilómetros de mi casa, lejos de mi familia y sin mucha expectativa al respecto. No sé si será un día feliz o triste, lo cual ya es algo raro porque siento que será un día más y en Lima, mi cumpleaños siempre ha sido grande, un día igual de raro pero lindo. Veintiún años. Legalmente legal en todo el mundo. ¿Qué se supone que debería hacer? ¿empezar a preocuparme porque no tengo un trabajo? ¿atormentarme porque sigo (y pienso seguir) viviendo con mis padres? no sé. Por ahora, en horario español, acabo de cumplir 21 años y estoy en una de las ciudades más hermosas del mundo. No quisiera saber más. Ni siquiera sé qué es lo que pasará en lo que queda del día. Estoy viviendo un sueño. Mi regalo de cumpleaños empezó hace tres meses. Paciencia. Tiempo. Fortaleza: todo lo que tengo con tan poquitos años lo agradezco y para descubrir lo que falta, seguramente quedará 100 posts más.




 ''...y en esas noches de luna
donde los recuerdos son puñal
me abrazo a mi guitarra
y canto fuerte mis plegarias
y algo pasa, pero ya nada me hace llorar''




14 de noviembre de 2013

Agarrate fuerte a mí

El Metro de Madrid cuenta con 238 estaciones, de las cuales 200 son sencillas, en 27 trasbordan dos líneas y  10 tienen parada tres líneas. Si se tienen en cuenta las líneas que pasan por cada estación la cifra de estaciones en total asciende a 300 estaciones en línea. La red la componen 12 líneas convencionales con 238 estaciones, el ramal que une Ópera y Príncipe Pío y las tres líneas existentes metro ligero que suman un total de 27,78 km y cuentan con 38 estaciones, de las que Metro de Madrid opera las 9 paradas de la línea ML1 de 5,4 km; la longitud total de la red es de 293 kilómetros.

Es la segunda red de metro de la Unión Europea por kilómetros (sin contar el Metro Ligero) y la sexta del mundo después de Shanghái, Londres, Nueva York, Tokio, París y Moscú. Fue además una de las que más rápidamente se expandió entre 1995 y 2007. Durante 2011 se contabilizaron 634,5 millones de desplazamientos.
 
Sería una casualidad o tal vez una alineación repentina de planetas que Laura y ese músico inoportuno se cruzasen. Entonces sucede así:
 
Es un jueves cobarde más. Son casi las nueve de la noche y Laura se arrastra desde la universidad hasta el metro de Gran Vía para llegar, unos treinta minutos después (si todo sale bien) hasta su piso en las afueras de Madrid. Antes de adentrarse en la boca calurosa del subterráneo, se detiene en seco, gira la cabeza y piensa: Tirso de Molina, Sol... ¿me queda tiempo para comprar esa frazada? No, El Corte Inglés está cerrado. 
 
Otra noche de frío más. La calefacción o no funciona o es demasiada tecnología para la inexperiencia limeña de Laura en esos aparatos. Resignación. Entra al tren, se acomoda la bufanda, busca en sus bolsillos la tarjeta y quedan dos trasbordos más por hacer. El viaje cada vez se hace más y más rutinario. El grupo de amigas que, como ella, regresa de la universidad. Deben vivir en La Moraleja, piensa Laura, por los bolsos Channel, la mujer con un bebé en brazos y el coche aparcado frente a ella donde fácilmente podrían entrar tres personas más, las mujeres con burka de rostro triste y desolado pero con bolsas de Prada, Carolina Herrera y Louis Vuitton, la pareja que no puede dejar de tocarse al lado de unos incómodos pero adorables viejecitos, el hombre en traje que regresa a casa con el semblante cansado, turistas con mapas y mochilas enormes, no turistas sino más bien inmigrantes y un peruano. Laura lo reconoce. Es fácil reconocerlos. Estando fuera uno va descubriendo cómo es.
 
La voz que indica la llegada a la nueva parada interrumpe la reflexión. Las puertas del tren se abren, sale y entra gente. Laura da un bostezo largo y tras ello, cruza miradas con un joven con guitarra que se dispone a cantar y, si la gente no es tan indiferente, recoger unos eurillos. Algunas personas lo miran, otras siguen en ellas mismas. Presentación respectiva. Cómo en Lima, piensa Laura, sólo que con un acento que más que acento es aZento y empieza. No. Directo al recuerdo, a esa parte que quería alejar. La canción esa es dolorosamente conocida. Es más, Laura, la ha escuchado por primera vez en cuatro años y un remolino de palabras, miradas, excusas y razones llegan y disparan en su cabeza. De pronto el espacio se hace más pequeño, de pronto hace más calor. Todo se vuelve insoportable, insostenible ya. Laura mira hacia todos lados. ¿Cuánto falta para llegar? ''... que tengo miedo y no tengo donde ir''.
 
Los espacios instrumentales son los más jodidos. Laura siente cómo sus ojos se contraen. ¿O eran lágrimas? No importa. Qué perra la casualidad. Un segundo más y ella no tomaba ese tren. Una ruta más, un paso menos, dos movimientos diferentes y ese músico estaría en un tren con destino al barrio de Chueca, no asfixiando a Laura que no puede dejar de mirar fijamente al jóven. Ya. Tirso de Molina, Sol, Gran Vía, ¡Tribunal!. El músico pide dinero mientras ella lo esquiva para poder escapar del metro. Deshaciendose de la bufanda, se anima a si misma frotándose los ojos. Queda un trasbordo y a las afueras, donde deberían quedarse todos los recuerdos hasta que ya no duelan más.
 
 
 
 ''Mañana cuando despiertes 
estaré lejos sin ti
No creo que pase nada 
de otras peores salí
Si acaso no vuelvo a verte 
olvida que te hice sufrir
No quiero si desaparezco q
ue nadie recuerde quien fui

Agárrate fuerte a mí, María
Agárrate fuerte a mí
que esta noche es la más fría
y no consigo dormi''
 
 
 

7 de noviembre de 2013

Yo por ti

Bien dicen que uno a veces lástima a las personas que más quiere. Y por esas incoherencias y momentos tontos que nos pone la vida, lastimé a mi mejor amiga por algún tiempo. Me borré. No pregunté por ella, ni le hablé a ella, ni sabía de ella. Fue mi momento idiota consecuencia de un momento débil, una depresión. Quiero creer que hemos resuelto todo y que no volverá a pasar. Pero eso tomó tiempo y se arregló unos días antes de mi viaje a España, desde donde escribo esto con un único motivo: el cumpleaños 21 de mi mejor amiga. Ahí va, una mujer dispuesta a comerse al mundo, una mujer que no sabe que lo que le pasó recientemente y que ella cree una tragedia es en verdad una de las tantas cosas que la harán más fuerte.

No sé qué más decirte que no te haya dicho ya o de qué manera más reprenderte, si entiendes lo que quiero decir. Me da mucha pena no poder estar contigo en tu cumpleaños. Que sepas que, tal vez, cuando regrese a Lima tomaremos la ciudad y haremos tu cumpleaños un día y el mio otro hasta formar varias semanas y meses. Como si no importaran todas las demás cosas, como si tuviesemos 12 años otra vez. Amiga, te admiro mucho y me da mucho gusto saber y estar segura de lo fuerte que eres. Has pasado por muchísimas cosas y aún así has sabido escucharme, hablarme y siempre mostrarme una sonrisa. Espero que en el día en que te vuelves legal en todos los países de ese mundo que te espera, seas feliz, te diviertas y sepas comprender lo afortunada que eres aunque a veces se te olvida.

Isa (no me odies), falta poco para diciembre. Casi nada, en verdad. Y cuando regrese haremos cuenta que lo que nos pasó (sí, eso) quedó atrás, es más, ni siquiera existió. Haremos cuenta que estamos en el colegio, en una clase, haciendo una tarea, conversando, comiendo, pensando qué hacer ese fin de semana pero con una ventaja: tenemos cierta experiencia y la consciencia de que la amistad no es verse la cara todos los días sino tenernos presente en Lima, en Madrid o en la esquina esa, donde está el chifa, a temblar de frio mientras nos esperamos para morir un poco riendo.

Feli cumpleaños, mejor amiga. ¡Feliz vida!





 ''Honey, honey, honey, babe
y ya dejemos de llorar
te veo ahí en media hora
no te olvides
nos largamos de aquí

Dos días en la vida
nunca vienen nada mal
de alguna forma de eso se trata vivir''