28 de diciembre de 2014

De repente

Hace cinco meses y después de haber pasado tres días en Cartagena me dije: aunque es hermoso, no voy a volver a este lugar en al menos cinco años. Y hoy estoy aquí con el rabo entre las piernas y a punto de preparar la maleta para tomar un avión mañana. Me voy a pasar año nuevo a Cartagena. Y creo que aún no termino de procesarlo.

¿O es que a caso me cuesta todavía asimilar que estoy rompiendo con una tradición presente desde el momento en que nací? Probablemente estaba destinada a cumplirla desde antes pero ese no es el tema. El asunto es que después de más de 21 años de vida me he soltado un poquito las cadenas y he decidido separarme por un rato de mi familia y recibir el 2015 con quien sentí que debía hacerlo.

No voy a hablar de él porque... ¡a ver cómo continúa la historia!. Me imagino este viaje vuelto un desastre y me sentiría algo ridícula de haberlo descrito como el próximo Mr. Darcy. Pero más allá del con quién pasaré año nuevo o por quién decidí irme, creo que es justo decir que esto tiene más que ver conmigo que con otra persona, quien quiera que sea.

Digamos que aquí ni la ciudad ni la otra persona son las estrellas. Soy yo quien tiene el protagonismo porque fui yo quien tomó la decisión y la que asumirá las consecuencias de esta sean malas o sean buenas. La impulsividad y la emoción me tomaron por sorpresa y yo, firme, he descubierto algo: las alas las tengo desde siempre y es ahora que amo más que nunca volar. Por mi y por nadie más.











''No tengas miedo
solo es un juego
y si te toca perder
no es tan grave

No tengas miedo
vamos al ruedo''




25 de diciembre de 2014

Nati

A la mujer diferente
A la mujer independiente
A la taciturna, la pensadora, la silenciosa
A la extraña, a la de los ojos llorosos
A quien vivía en una realidad tranquila
A la que dejábamos
A la que diferenciábamos
A la mujer de amor, ternura y miradas

A su silla, sus chompas y su mando a distancia
A la dulcera, la escurridiza

A la enferma y su fortaleza
A la mujer fuerte y de palabras contadas
A la que era madre y abuela
A quien es ángel de la guarda 
A quien se fue pronto
A quien dejó de respirar 
A quien no se deja de amar
A quien quería
A quien me quería
A quien me miraba

A quien extraño
todos los días
todos los minutos

Te debo una despedida.





''No existe un momento de día 
en que pueda olvidarme de ti; 
el mundo parece distinto 
cuando no estás junto a mí. 

No hay bella melodía 
donde no surjas tú, 
ni yo quiero escucharla 
si no la escuchas tú''





18 de diciembre de 2014

Black

Max Black es mi diosa inspiradora, mi malcriada del trome espiritual. Hace apenas unos días que re descubrí ''2 broke girls'' y puedo decir con certeza que el personaje que interpreta Kat Dennings es quien quiero ser de grande. No me refiero a que mi proyecto de vida sea ser una mesera en quiebra de alguna zona marginal de Nueya York. Me refiero a que si por circunstancias estrechas de la vida llego a serlo, me encantaría enfrentar esa situación como lo haría Max Black.


''You can't give hipsters a microphone. That's like throwing gasoline on a pretentious fire''

''Stop fighting it; just give in to it. I don't know why I'm quoting a rapist''

''Max Black: Hi, ready to order? 
Girl #1: Do you have anything that's really special? 
Max Black: Not according to my high school guidance counselor.''








Claro que es un personaje de ficción que lee un guión. Pero sería absolutamente desconsiderado restarle todo el proceso y arte de interpretación a un actor. Kat Dennings es increíble haciéndolo y es tan capa que le basta una mirada, una alzada de cejas, una respiración extraña y un movimiento de manos para que olvides que está actuando o que alguna vez fue un personaje secundario en Virgen a los 40. Kat Dennings o Max Black es la chica en bancarrota con más actitud del mundo/ficción.


Yo pretendo ser la chica en ruinas con más y mejor actitud del mundo real. Intentaré deshacerme cada vez más de los filtros empalagosos y a reírme de mis propios demonios y miserias a ver si con el humor pueden ir desapareciendo. Buscaré no pensar tanto y actuar más. Prometo dejar de ponerme de protagonista en cada post que publico. Prometo hartarme de mí, pero jamás de Max Black, Kat Dennings y toda la genialidad que hay en ellas.




''La estrella de los tejados,
lo más rock & roll de por aquí''








11 de diciembre de 2014

Este chico

Desde el primer momento que lo vi supe que iba a ser difícil alejarme de él. No sé cómo explicarlo. ¿Vieron cuando conocen a alguien y tres días después ya saben que es esa persona con quien se irían a cualquier lugar sin dar ninguna explicación? Aunque no lo crean, pasa más seguido de lo que parece.


No entiendo bien de dónde apareció este chico ni cómo así logró hacerme desaparecer de mi casa. Trato de explicármelo pero no puedo. A veces hay  cosas que sientes correctas y no hay nada más que decir. Fueron tres noches y madrugadas en las que solo existimos este chico y yo.

El hecho de tener a alguien que sea tan distinto/a a ti y que te encante es un cliché tan empalagoso que hasta da rabia que sea cierto. Pero cuando esta persona te impregna de frescura y te hace dar cuenta de todo lo nuevo que te estás perdiendo es ya una experiencia increíble.

Este chico llegó de la nada, ni siquiera en el momento justo. ¿Es que acaso existe un tiempo preciso? Por eso es que estas cosas revolucionan todo, porque no se esperan ni se imaginan, solo se viven.

Entonces he decidido vivir, porque ''ya está en el aire girando mi moneda'', y ya es un hecho que dentro de poco este chico y yo nos volveremos a encontrar.




''Quien no lo sepa ya
lo aprenderá de prisa:
la vida no para, no espera,
 no avisa''





4 de diciembre de 2014

Carta

4 de diciembre de 2019
Estimada yo de 27 años:

Probablemente para este día ya estás viviendo sola.  Seguro estás buscándote la vida en Madrid como te lo propusiste hace cinco años. Sí es así, me alegra que hayas tomado la decisión. Imagino que si estás en Europa en este momento es porque finalmente arrancaste esos lazos a veces enfermizos que tienes –o tenías- con tu familia.

Ese es todo un tema. No puedo creer que lo lograste. No puedo creer que después de tanto tiempo descascaraste de tus alas todos esos miedos e inseguridades que la gente que te quiere –y aunque te quieran- te impuso desde siempre. Es duro aceptarlo, tener la certeza de que a pesar de todo el amor que te tienen, son ellos los que crearon ese alter ego miedoso y lleno de trabas que espero ya no seas.

Cuéntame, ¿cómo te animaste? ¿Los juntaste y lanzaste la bomba? Me imagino que habrás botado toda esa energía. Me hubiese gustado verlo. Espero que en verdad te hayas por fin soltado, que hayas podido explicar que a veces sientes que te reprimen, que no confían en ti. Espero que hayas gritado que no vas a permitir más chantajes emocionales, más preocupaciones y miedos contagiados. Espero que lo hayas hecho y que todo se haya terminado. Y que ‘’seas sola y estés bien’’

Cinco años. Ya habrás terminado de destrozar a todas esas chicas que hablan sin vocalizar y como si se les estuviera cayendo la mandíbula, a todos esos clones. No creo que hayas podido evitarlo. Espero, en serio, que te haya dejado de importar esa estupidez de quedar bien o quedar mal. Te debes haber liberado. Dime que sí, sino todo este tiempo no habrá valido la pena.

Espero que te haya pasado todo lo que te haya tenido que pasar y que lo hayas pasado bien. ¿Se entiende? Supongo que habrás evitado y afrontado cosas. No sé qué tanto te habrás planteado y menos qué es lo que has cumplido. Pero me reconfortaría saber que la luchaste.

¿Pasaste bien estos cinco años? ¿Dejaste de perseguirte y pensar tanto? ¿Viviste realmente?



L. de 22 años (en algún lugar y algún momento)



''No somos más
que una gota de luz,
una estrella fugaz,
una chispa, tan solo
en la edad del cielo


No somos lo
que quisiéramos ser
solo un breve latir
en un silencio antiguo
con la edad del cielo''







26 de noviembre de 2014

El paseo de la no vergüenza

Ya tengo varias semanas a cuestas viviendo a la española y la idea de regresar me parece cada vez más absurda. Aún quedan muchas cosas por hacer y ciudades que visitar. Por eso es que estoy en el bus que me lleva de regreso a Madrid desde Segovia. Ha sido una visita corta de medio día. Es suficiente. Eso es lo bueno de España, pienso, todo está tan cerca que en un día puedes tachar una ciudad más del mapa. Y conocerla bien. Me queda una hora más de viaje hasta la estación. Quiero salir esta noche. Tengo que aprovechar las oportunidades. Vivo a media hora del centro de Madrid, en un pueblo que se llama Villaviciosa de Odón, donde nunca pasa nada, donde la emoción pasa por esperar el bus que me lleva hasta Príncipe Pío. Me lo merezco.

Esta noche hay que salir. No hay otra opción. Miro a mi alrededor: todos mis compañeros de viaje duermen. Mis amigos. La familia internacional que he hecho en este absurdo genial que viene siendo la experiencia en Europa. Supongo que nadie querrá salir hoy. A lo mejor proponen comer una pizza de 2 euros en Sol y eso es todo. No puedo permitirlo. Cierro los ojos porque el sol incandescente del atardecer me abruma. Ya los convenceré.

Llegamos a Madrid eso de las siete y media de la tarde. Salgamos, digo, vayamos de tapas, a bailar o a caminar borrachos por la Gran Vía. -¡Ya lo hemos hecho antes!-. Los convencí. Quedamos en encontrarnos en Sol, exactamente en el Oso y el Madroño, a las once de la noche. La amiga con quien el viaje se me hace más ligero me echa una mirada de esas que dicen ''vamonos'' sin hablar. Tenemos que tomar el metro y después el tren. Son casi 40 minutos hasta Vallecas. Pasan rápido cuando se conversa bien. El olor a hierbabuena me dice que ya llegamos. Este lugar tiene edificios y plantas, es tranquilo, familiar y podría jurar que hasta misterioso. 

Mi amiga y yo cenamos paella congelada, vemos televisión un rato, nos cambiamos y casi como llegamos, caminamos de nuevo a tomar el tren, que está lleno de chicas y chicos en busca de marcha, algunos tienen botellas de trago en la mano o dentro de una bolsa. Todos gritan, se ríen. Cuando llegamos a Atocha, salimos todos como una manada en busca de juerga. Ahora a tomar el metro. La misma escena. Voy a extrañar mucho esto cuando regrese a Lima, pienso.

A. y yo nos encontramos con dos amigos más. Entre esos dos está S., el chico chileno que me gustó desde que lo vi en el Retiro el día que nos presentamos junto a todos los del grupo. Yo ya le había lanzado una flecha imaginaria. Unos cuantos coqueteos en Toledo pero ningún otro progreso más. Por el momento no me importaba. Girls just want to have fun. 

Después de ir por algunos bares, decidimos entrar a una discoteca de música comercial, que es como le llaman a la música latina por aquí. El cuba libre que me sirven como cortesía termina de aniquilarme. Pero siempre he presumido de ser una borracha que recuerda más de lo que su casetera borra. Y esta vez no iba a ser la excepción. Bailamos cumbia, salsa, reggaeton, flamenco y todo cuanto nos pusieran. El chileno y yo nos apartamos del resto. Recuerdo una canción de Rafaella Carrá. ''Y si te deja no lo pienses más, búscate otro más bueno, vuélvete a enamorar'' cantaba yo mientras atraía a S. hacía mi y él se reía. Era como si estuviéramos dentro de una licuadora llena de brillos y luces y besos. Qué frase tan precisa.

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Y de repente todo para mi es oscuridad. Me siento adormecida. Abro de a poco los ojos como si esperara ver a un monstruo. Ni siquiera sé dónde estoy. Estoy echada con las dos manos bajo la cabeza y de costado. Algo me impide abrir los ojos por completo. Sí, es el sentimiento de incertidumbre y la idea fugaz de un posible secuestro. Veo una cortina gris. No entra luz. Levanto un poco la cabeza. Ok, estas paredes no las conozco... este cuarto, definitivamente no es el mío. Mi mente va entendiendo un poco a la vez que comienza a espantarse. Giro a la izquierda hasta quedarme boca arriba. Estoy tapada. Por favor, por favor no, pienso mientras levanto la frazada y miro por debajo. Estoy en pijama. Esto es extraño. Volteó más hacia mi izquierda y ahí está él. S. O por lo menos su espalda. Siento que voy a estallar por la confusión. Me froto los ojos mientras me incorporo. Me quedo sentada y observo: mi ropa de la noche anterior está a un lado. De mi teléfono no tengo la menor idea. Me vuelvo a echar y me tapo la cara con las dos manos. ¿Qué hago acá? Me siento sucia, absurda, adulta. Quiero estar en Lima, en mi casa, con mis papás, tranquilita como un bebé. Pero no. Estoy en un piso que no es el mio y veo como en una esquina se arrincona la misma ropa que usé el día anterior. 

No lo pienso más. Cojo toda mi vergüenza, me destapo y me paro. El piso de madera cruje con toda su fuerza. Lo odio. Miro a S. que sigue dormido. Por un momento pienso que esta imagen mía de pie y con mi pijama H&M es muy de película. La idea se me va cuando la pena regresa. Recojo mi ropa del suelo y salgo de la habitación. En el sofá de la sala está mi bolso. Me siento con las manos en las rodillas como si tratara de ordenar mi vida. Miro hacia la puerta del cuarto. S. no se va a despertar, pienso. Me quito el pijama en dos segundos y me pongo la ropa, sí, esa de la noche anterior y me quedo sentada un rato. Estoy como en shock cuando S. sale del cuarto. Tiene solo un pantalón de pijama puesto. Nos miramos un rato. Él sigue medio dormido.

-¿Qué haces aquí? -me pregunta

No le respondo. Solo encojo los hombros. Me tiende la mano como si me invitara a bailar. Y empiezo a recordar algunas cosas de la noche anterior como las risas y los bailes y la certeza de que a mi nadie me llevó ahí obligada. Me paro y voy con él. El se sienta en su cama y yo me quedo parada justo en frente. 

-Me tengo que ir. El metro ya debe estar abierto -le dije casi sin pensar.

Él volvió a tomarme del brazo y me jaló hasta él. Quede sentada a su lado y nos abrazamos durante varios segundos. Esto ya no se siente absurdo. Esto se siente divertido y, por más vergüenza y gracia que cause, yo me siento audaz. 

Me despido de él y salgo de su piso. En al ascensor intentó acomodarme el pelo y una vez que salgo del edificio me pongo el saco y mientras camino intento entrelazar mi bufanda en mi cuello. Manos a los bolsillos. Siento que todos me miran. El frío madrileño hace que trate de esconder la cara dentro de mi bufanda y guardar para mi la gran sonrisa que tengo. Pasan por mi cabeza todas esas escenas en que la chica sale con los tacos al hombro y arreglándose el vestido. Walk of shame. El paseo de la vergüenza. Esto no es para mí. Yo me siento bien. De repente siento la complicidad de la mirada de todos los que caminan a mi lado. Sigo caminando y el viento frío de Madrid me hace bien. No hay ningún arrepentimiento. Este es el paseo de la NO vergüenza. Vamos, chicas, ''la culpa es un invento muy poco generoso'' ¿y el tiempo? ''tremendo invento sabandija''. 





''Ella sólo quería tirarse de la cama 
subirse a un caballo y mandar todo al diablo 
soñar con alondras, bailar en una gran salón 
no siempre el viaje era hermoso 
a veces veía unos monstruos horribles. 
que hablaban idiomas extraños
y así despertaba en su habitación'' 






20 de noviembre de 2014

La libertad

Luis es español y vive en el Callao. Llegó al Perú hace tres años como turista y se quedó. A pesar de eso, lo que más quiere es volver cuanto antes a Huelva, su ciudad. El problema es que no puede. Sí, llegó al Perú voluntariamente y se quedó sin decidirlo. Hoy vive en un albergue para ex presos extranjeros donde no tiene mucho más que hacer que buscar algún trabajito y ver pasar las horas muertas. Luis no puede irse del Perú porque aunque ya salió de la cárcel, sigue pagando condena.

''Cuando me vaya, el Perú será como Atlántida: existe, pero nadie sabe ni cómo, ni dónde está'', dice Luis antes de soltar una sonora carcajada andaluza. Es lógico, tras pasar tres años en la cárcel, lo que más quiere este español es olvidar todo y cuanto le recuerde esta página tan turbia y absurda de su vida.

Porque Luis estuvo preso en Sarita Colonia pero no fue culpable sino víctima. Y durante tres años vivió el infierno de la cárcel en el Perú. Sus compañeros en el albergue lo confirman: presos que tienen las llaves de sus celdas, atracos, violaciones, asesinatos... una zona de alto riesgo donde los policías tienen palos y los reos granadas de guerra. Luis cuenta que en sus primeros días dentro del penal, no hablaba con nadie... no podía. ''Yo lloraba por todos los rincones y no me da vergüenza decirlo'', dice con una voz que tiembla igual que el brillo en sus ojos.


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Hace tres años, Luis, el marino mercante que ha recorrido el mundo cinco veces, desembarcó -si se permite la palabra- en el aeropuerto de Lima. A los pocos días de llegar conoció en la barra de un restaurante en Miraflores a un hombre y una mujer.  Eran pareja. Se frecuentaron durante algunas días y en el momento de la despedida, ella le contó a Luis que tenía una hija en Bilbao y que necesitaba enviarle ropa. ''Hombre, que si era ropa, yo tenía espacio de sobra'', cuenta Luis sentado en la biblioteca del albergue. La mujer le entregó un paquete y eso fue todo. 

Un paquete, ni más ni menos. A Luis lo detuvieron en el aeropuerto, lo llevaron a un cuarto, lo interrogaron y  un policía le demostró, antes de que se desmayara, que lo que tenía en ese paquete era ropa para niña, sí, pero rellena de coca.

Lo que vivió después este hombre pequeño, delgado y canoso fue una serie de humillaciones... lo desnudaron frente a su maleta, le quitaron todo el dinero que tenía y una cadenita de matrimonio de más de 3000 euros. Y nada de eso fue peor que lo siguió: no hubo juicio ni por casualidad... le dieron siete años y punto. Así sin más.

''A mi aquello se me vino encima'', dice Luis que no entendía de papeleo ni trámites. En el mar no existen ese tipo de transacciones. Y así cuesta creer que el hombre que hoy no puede dejar de gritar y gesticular su indignación, apenas hablaba durante sus primeros meses encerrado. Después de tres años en la cárcel consiguió la semi libertad, un término que se contradice solo. Uno es libre o no lo es... y Luis salió de la cárcel pero seguía encerrado.

La semi libertad es una especie de ''beneficio'' que reciben los presos por buena conducta o con sentencias menores. Esto quiere decir que pueden terminar de cumplir sus condenas fuera de la cárcel siempre y cuando firmen un registro mensual en el Poder Judicial. Esto no los exime de pagar la reparación civil que, en el caso de Luis, supera los 10 000 soles. Además de eso deben tener un contrato de trabajo. Una vez cumplido el tiempo y pagada la reparación, los presos extranjeros reciben una carta de expulsión del país, pero antes deben confirmar que alguien los espera en sus países y pagarse el pasaje, por supuesto.

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Luis no puede trabajar porque en España figura como jubilado. Intentó trabajar de albañil y de alguna manera lo supieron en su país -a través de los registros que lo señalan como preso en el Perú- y fue penalizado con 18 600 euros (más).

¿Cómo conseguirá el dinero? es una pregunta que no puede responder con precisión. Es que no hay nada que pensar. ''Yo aquí no aguanto cuatro años más, yo en cuanto pueda me voy por la frontera''. Solo le falta ajustar detalles porque está todo planeado.

La de Luis es una entre decenas y decenas de historias dentro de la Casa de la Esperanza Migrante, dirigida por la hermana Mercedes López o simplemente la hermana Merche, que llegó al Perú en 1981 sin imaginar que más de veinte años después, convertiría una casita sencilla del Jirón Cahuide en La Perla en el Callao, en un albergue para aquellos extranjeros que, en un país desconocido y por errores en los que a veces uno se ahoga, buscan esperanza y la manera de poder ser, por fin, libres.






''Quisiera tener alas para volar, 
cruzar por el espacio en libertad. 
En libertad, como los pajarillos 
que nadie me pregunte: ¿a dónde vas? 

Camino sin fronteras quisiera ser,
Quisiera ser, sin prisa ni motivo para volver'' 







13 de noviembre de 2014

Irse

Admiro a las almas libres, a las que pueden simplemente irse de cualquier lugar físico o metal sin dejar nada atrás. De esto me di cuenta caminando por el Jirón de la Unión. Entendí que en estos últimos meses, he hecho cosas que no me gustan para gente que no me gusta. Sin poder escapar. Por eso admiro la determinación de quienes han caído en la misma conclusión que yo y se han deshecho de toda esa mala energía sin más. También he pensado que el problema podría ser yo. Y si es así, la idea es la misma... debo desaparecer también... alejarme. 

Para aterrizar lo que acabo de decir, tengo que confesar algo: no me quiero quedar en donde no pueda hallarme, no quiero fingir sonrisas ni guardarme las palabras. La costumbre esa tan limeña de adornar cualquier cosa que queremos decir es hora de eliminarla por completo. Así la vida es más simple. 

Quiero hacer varios viajes y no ir a mi clase de Periodismo Digital. Quiero decirle a varias personas que están equivocadas. Quiero reconocer que estoy equivocada también. Quiero irme cuando quiera irme y responder lo que siento cada vez que quiera y como quiera. Regreso al viaje. Es un pendiente. Por eso pienso que Madrid me arruinó... la mente y la idea esa de quedarme siempre en un mismo lugar. Pienso moverme, migrar como una palomita. Quiero ser una alma libre y simplemente irme. Y es probable que el viaje más importante sea el proceso de conseguirlo. 


''En la vida todo es ir
a lo que el tiempo deshace.
Sabe el hombre dónde nace
y no dónde va a morir.»

El hombre que en la montaña
por la cruz de algún camino
oye la voz del destino,
se aleja de su cabaña.

Y prosiguiendo su hazaña
se dirige al porvenir
una esperanza a seguir.
Mas no ha de volver la cara,
pues la vida es senda rara:
en la vida todo es ir.''


6 de noviembre de 2014

50 veces Serrat

Junto a su inseparable taburete, Serrat empezó a conquistar al público, primero en catalán y después en español. Fue en febrero de 1965 cuando jovencísimo y pelucón, tuvo su primera aparición frente a una audiencia en el estudio Toreski de Radio Barcelona durante el programa Matinal Radioscope -ahora que lo pienso, me cuesta perdonarme el haber estado en España y no haber visitado Barcelona. Hubiese sido bastante peculiar ver a una peruana atrincherándose en cada lugar significativo en la vida no solo artística de Serrat como si fuesen santuarios- Y el próximo año se conmemoran 50 años desde la presentación en el estudio Toreski. Es decir, desde que el Nano pisó un escenario y lo hizo suyo para siempre. Es probable que muchos veinteañeros no tengan idea de quién es este artista catalán pero para reconocerlo más fácil y puntualmente habría primero que decir que es y será uno de los mayores referentes de la trova y la música en general y que además ha significado una fuente de inspiración para cantautores cuyos nombres probablemente les suenen más como Joaquín Sabina, Pedro Guerra, Jorge Drexler, Ismael Serrano, entre otros. Así que si corean Princesa porque es la única canción que se saben de Sabina o Todo se transforma, dando el mismo ejemplo con Drexler, recuerden siempre, pero siempre, que quien sembró semillas en todos esos grandes cantautores fue Serrat. Me disculpo por la agresiva que puede sonar esta afirmación pero en cuanto a pasiones se trata no me parece que alguien deba ser enteramente racional. 

Y más allá de sentimientos, puedo decir que a lo largo de su vida Serrat ha demostrado que hablar de él no solo es hablar de poesía y música sino también de política, derechos humanos y sobre todo, de coherencia. Desde que allá por 1968 Serrat se negara a actuar en el Festival de Eurovisión –donde fue elegido para representar a España- si es que no se le permitía cantar en catalán –su lengua materna- hasta su exilio en México en 1975 tras ser abordado en pleno aeropuerto por los periodistas. En aquella  valiente ocasión, el Nano  se declaró públicamente en contra de la dictadura franquista y sus medidas represivas. Después de eso no solo se vetó su música sino que se ordenó su búsqueda y captura. Joan Manuel Serrat ha demostrado su entereza como un hombre de pensamiento y acciones constantes, aplaudiendo cuando ha tenido que aplaudir y condenando cuando lo ha creído necesario, con una postura frente al postureo -no sé si existe pero me encanta esa palabra- y a la ''aristocracia del barrio'' Precisamente de estos años nacen sus canciones más combativas comparables tal vez a las de Violeta Parra, una maestra de la sencillez y la profundidad con lo folclórico a la vena en cada una de sus composiciones, que así cala más. En fin, ya pasado el exilio y después de la tormenta dictatorial que atestaba algunos países de Latinoamérica, el catalán pudo volver a girar. Lástima que no tanto Perú, este país sediento de trova -¿o solo soy yo?- en el otro lado del charco. 

Serrat y el Perú
Una visita que pasó casi desapercibida y que, sin embargo, supuso una de las mejores presentaciones de Serrat en la televisión debido a la selección de temas y duración –pues se trató de un mini recital de 40 minutos- fue una que realizó en nuestro país hace más de cuarenta años, exactamente en 1972 -si no hubiesen faltado tantos años para que yo naciera, ya podrían haberme visto ahí, como una directioner persiguiéndolo por todo sitio-. Esta presentación para canal 4 –en blanco y negro, por supuesto- comenzó con una pequeña entrevista  a Serrat realizada por una jovencísima Sonia Oquendo. El cantautor español toreaba y esquivaba preguntas superficiales como: ‘’ ¿tienes algún tipo ideal de mujer’’ o ¿cómo te ves de aquí a diez años?’’ con elegancia, sarcasmo y una mirada, que expresaba inteligencia -suena raro, pero es verdad, ahí está el vídeo en Youtube-. Serrat interpretó en aquella presentación, canciones que el día de hoy se han convertido en clásicos de la música en español como ‘’Vagabundear’’, ‘’De cartón piedra’’ y ‘’Aquellas pequeñas cosas’’, canciones de esas que ya no se hacen, que ya no se usan, que son poesía y perfección pura. Serrat tuvo muchas Monalisas hechas canción.



Serrat en Canal 4.

L
En febrero de 2015, se cumplen 50 años desde que este cantautor ‘’hizo camino al andar’’ por los escenarios de España y Latinoamérica y lo celebrará por todo lo alto y con calidad: con una gira y disco nuevos. ‘’Antología desordenada’’ es el nombre de su nuevo material, en donde 31 artistas de diversos géneros como Joaquín Sabina, Calle 13, Alejandro Sanz, Lolita Flores y Rubén Blades, ¡Les Luthiers!, entre otros, se han dado el lujazo de hacer dúo con el maestro de los maestros de los maestros de la trova. Por lo pronto, las entradas para sus conciertos en Chile y Argentina el próximo año ya están a la venta y el Perú sigue a la espera. Medio siglo de carrera artística constante y exitosa no lo celebran todos los días cantantes de medio tiempo y que muchas veces están de paso, lo celebran íconos de la música como Serrat, que tiene con toda Latinoamérica ‘’algo personal’’.

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Y ahora heme aquí, escribiendo esto mientras veo cómo se agotan las entradas para los conciertos de Serrat en Argentina y Chile. Solo en esos dos países me parece que hasta tiene más de diez fechas. Estoy aquí sentada sin ninguna señal de que mi Nano vendrá a Lima y de conseguir ''Antología...'' ni hablemos. Tengo dos sentimientos y ambos muy opuestos: en primer lugar, la felicidad de saber que Serrat, de retiro no quiere saber nada y la tristeza de que es muy probable que no lo vea en concierto ni consiga el nuevo disco -en físico, claro-. A menos que no me importe nada... a menos que viaje... a menos que al final, todo esto de la pasión y admiración que siento por él no se haya hecho para nada más que ''para la libertad''. 





''Por la mañana rocío,
al mediodía calor,
por la tarde los mosquitos:
no quiero ser labrador''.

A llorar.



30 de octubre de 2014

Lo efímero

Todavía no entiendo bien qué fue lo que sucedió. Ahora que lo veo en retrospectiva empiezo a preguntarme si pasó o no pasó. Pero supongo que este vacío extraño que siento en el estómago y mi mente que no deja de hilar y perseguirse y enredarse no hacen más que confirmarlo. Aún así, recordar lo surreal de la situación sigue hincándome dudas. 

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Lo conocí un viernes a la medianoche en un bar escondido de la calle Esperanza en Miraflores. Estuvimos ahí durante una, dos o tres horas seguidas, no recuerdo bien, lo que sí sé es que ninguno dejó de hablar. Salimos del bar y empezamos a caminar sin saber bien a dónde ir. Garuaba. Me dijo que le gustaba esa estúpida y mediocre forma de lluvia que tenemos aquí, pero que si odiaba algo era el hecho de que en Lima no había estrellas y nunca salía el sol. Jamás pensé que eso podía convertirse en un verdadero problema para un extranjero. Caminamos hasta el malecón. Me preguntó si yo había planeado llevarlo ahí... la verdad era que todo parecía muy perfecto: mar, madrugada, conversación... me ofendí. Lo peor fue que no me pidió disculpas. Y la verdad es que eso me dejó de importar cuando de la más absoluta nada me dio un beso mientras yo le explicaba las razones por las que su pregunta me había herido. Nos besamos una vez más. Después me di cuenta que eran las cuatro de la mañana y que tenía que volver. Nos despedimos y eso fue todo. Yo tenía clases a las siete. Dormí una hora.

El sábado en la mañana caminaba como un zombie por la universidad.  Hablamos todo el día por chat pero no nos vimos. El segundo encuentro pasó el domingo en la noche. Nos vimos en Miraflores. Tomamos dos pisco sours cada uno. Es poco pero yo ya me sentía mareada. Nos quedamos en el restaurante mirándonos sin darnos cuenta de nada más. Si había alguien más en ese sitio, no lo sé, no me fijé. Después fuimos a bailar. Fuimos a una discoteca. Nunca en mi vida había hecho algo así. Bailé todo lo que había por bailar y él también. Nos besamos varias veces y nos reímos muchas más. Nos botaron de la zona vip, me resbalé y me caí en plena pista de baile. Él me dijo que estaba borracha. Yo le respondí que no. La verdad era que me sentía medio tonta pero no era por el trago.



Salimos de la discoteca y nos sentamos en una banca del parque Kennedy. No había nadie, salvo por unos drogadictos que se sentaron justo frente a nosotros. Yo temblaba de frío. Él tomó mi saco y me tapó con eso... y a él también. Parecíamos dos mendigos. Conversamos de muchas cosas como si nos conociéramos de toda la vida y lo único cierto era que ambos nos enteramos de nuestras existencias apenas unas horas antes. Nos miramos todo el tiempo a los ojos. Me contó más del viaje que está haciendo por Sudamérica desde hace poco más de un mes. Me dijo que se moría por conocer Máncora. Y ahí fue cuando todo se detuvo. Nos conocimos dos días antes y ahí en el parque Kennedy, con un frío que parecía europeo, me pidió que me vaya a Máncora con él. Casi me enumeró las razones por las que debía dejar mi aburrida vida universitaria limeña, tirar todo a donde sea y viajar y solo viajar. Le respondí que lo pensaría y nos quedamos abrazados un rato más. 

El lunes en la mañana todavía seguía mareada. No podía con mi cuerpo. Mover una pierna era un castigo. Estaba muerta de cansancio. Y aun así nos vimos esa noche. Mientras caminaba a verlo pensaba: Este chico llegó de la nada y me desordenó todo lo que yo ya había organizado en mi cabeza. Revolucionó mis días y lo más curioso era que yo se lo había permitido. Los dos teníamos la culpa. Los dos teníamos algo.

Lo que hicimos ese lunes fue ir a otro bar medio escondido. Me preguntó si había pensado lo de Máncora. Le respondí que sí. Pero que no, que me era imposible dejar las cosas a medias en cuanto a mi familia y la universidad para irme de mochilera con un chico que apenas había conocido. Pero le dije algo más: si dependiera solo de mi, me iría contigo no mañana, sino ahora mismo. Lamentablemente no estábamos en la película de Almodóvar de la que tanto le hablé. Ya estaba dicho: yo no iba a ir con el a Máncora y si esa iba a ser la última noche que nos íbamos a ver, teníamos que hacer que sea épica -y no mencionar lo del viaje y la despedida al menos en las próximas horas-. Seguimos caminando y parábamos en cada farola, como en la canción de Sabina. Todo terminó en la madrugada, igual como empezó.

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No tengo idea de que dónde está en este momento. No sé si ya está en Máncora o si sigue en Lima. No nos alcanzaron las horas y menos las palabras al momento de la despedida. Me hubiese gustado decirle que soy de las que no podemos -aunque queremos- dejar todo. Me hubiese gustado agradecerle por animarme a tomar mis propias decisiones, a deshacerme del enfermizo apego que a veces tengo por mi familia, por querer ponerme de protagonista de la película que los dos nos estábamos haciendo. Me hubiese gustado decirle que sí. Me hubiese encantado poder decirle que tal vez alguna vez nos volvamos a encontrar. Aquí, en su país, en una frontera o en donde tenga que ser. 




''La noche debilita los corazones,
noches de funeral, de vino y rosas.
Brindemos por el amor y sus fracasos,
quizás podamos escoger nuestra derrota.

El sol limpia las calles, la memoria
feroces pasiones atenúa.
Invéntate el final de cada historia...''





23 de octubre de 2014

La cara de Renée Zellweger

Yo también pensé que era otra persona. Lo acepto. Pero lo que no tolero es la crítica despiadada que se le he hecho a esta actriz que a pesar de todas las cirugías que tiene encima es Bridget Jones y creo que con eso debería bastar para hacer callar a todos. No, en serio. Desde que salió la foto de Zellweger en los premios Elle, Facebook y Twitter se vinieron abajo junto a los comentarios destruyéndola por su -llamémosla afición- a las cirugías y por el hecho de que su cara ya no es su cara.

Ahora, que las chicas hagamos esto sí que me parece fatal. Probablemente la mayoría de nosotras no tengamos tantas operaciones en el rostro. Yo no me he hecho ni me haría ninguna y no porque me sienta perfecta sino porque soy cobarde y miedosa, pero ese es otro tema. Lo que quisiera recordar a todas es que sabemos que hay una gran diferencia entre nuestro rostro de la mañana del sábado a nuestro rostro de la noche del sábado. Porque el maquillaje también es una forma de intervención... solo que más rápida y directa en nuestros párpados, labios, pestañas, cejas, mandíbula, ojeras y nariz. 

Renée Zellweger ya ha dicho que está feliz. ¿Entonces? Dejémonos de lado esos dardos que solo buscan destruir a una persona por ser lo que quiere ser, con cirugías, maquillaje, botox o lo que sea que las/nos haga felices. Juzguémonos nosotras mismas para bien o para mal. O suspendamos el juicio definitivamente. Como quieran. Que naturalmente todas somos lindas y con pinturas y agujitas  también. No depende de nadie más que de nosotras... y de Renée.




''Americana, muestra las piernas mi sol 
Latina y sana yo quiero pasar por vos 
Bendita pluma que oh, la creación inspiras 
Pelea mi tierra la canción que alegre al corazón 
Si no puedes cambiar 
vas a pasarlo mal... 
Mi amor, afloja''




16 de octubre de 2014

Me voy

Hasta hace unos minutos, sabía que vivo pendiente de todo. Observo a las personas, su manera de hablar, de caminar, de comportarse, de reírse, de responder y actuar ante ciertas situaciones... todo. Y hace unos minutos también que fui consciente de lo egoísta que es esto para mí, porque no solo me dejo de lado sino también a mis ganas de hacer lo que se me cante. 

No quiero herir... y nadie debería hacer cosas a consta del sufrimiento de otras personas. Pero mientras no sea así creo que me he ganado el derecho de ser buena conmigo, hacerme caso y dejar que las otras personas piensen lo que quieran, que ese derecho también lo tenemos desde que nacemos. 

Si lloro es porque soy una maldita sensible. Porque siempre lloro y siempre soy sensible. Si a veces respondo mal es porque probablemente tenga un problema de control de ira. En serio. Si digo lo que digo es porque creo en lo que digo. Y lo suelo decir siempre pendiente... -solía-. Y ahora me dará un poco igual pero me aseguraré de no ofender a nadie. Si hago cosas por impulso -como le pasa a todos- es porque quiero hacerlo. De eso no hay duda. La impulsividad solo te empuja a lo que quieres sin temor y con consecuencias por las que debemos hacernos cargo después. Si quiero viajar, voy a viajar. Si quiero estar sola, voy a estar sola. Y si me siento sola -pero de esa manera melancólica- es justo buscar un poco de lío. Si me quiero ir, me voy a ir.

Y eso que ahora que lo termino parece un texto de auto-ayuda,
es lo que acabo de decidir. 



''Soy atracción de pasajero 
Mañana me olvidaran 
Y la historia sigue... 
Dame un momento 
Dame un lugar 
Se que si me voy,

me voy, no vuelvo más''



9 de octubre de 2014

Canciones para llevar

Siempre o casi siempre asocio cada cosa que pasa con mi vida y mi mente a una canción. Vienen, no tengo que llamarlas... primero llega el momento y luego la canción o al revés, pero siempre pasa y es genial porque me hace sentir la protagonista de una película... vale, a mis poquitos 21 años, me hace sentir la protagonista de mi propio cortometraje de serie b y de bajo presupuesto, pero soy la estrella y eso es lo importante. Como siempre he defendido la tolerancia y diversidad de lo géneros que a cada persona -y creo que nunca mejor dicho- se le cante escuchar, esta vez no es ni podría ser la excepción. Kevin Johansen dijo alguna vez que se consideraba un total ''desgenerado'' y ahí fue que encontré una adjetivo más para definirme. Totalmente. Y dice:




Los infieles / Aventura

¡Toma! directo, así, para que la crítica estalle. Pero esto tiene una anécdota linda. En este caso, la canción y el momento se presentaron iguales. Era mi ultimo fin de semana en Madrid después de 4 meses a-lu-ci-nan-tes y fui con mis amigos, qué amigos, mi ''familia madrileña'' :) a un bar de tapas... probablemente haya sido yo la única en reparar en que sonaba ESTA canción mientras yo intentaba terminar el segundo caipirinha y veía a mis amigos reír... sonreír :)

''Que nos perdone nuestro divino señor si cometemos un delito. 
Adán y Eva pecaron por tentación tu y yo no somos distintos''

*La parte menos sexual de toda la canción son esas dos líneas*



Quelqu'un m'a dit / Carla Bruni

Me demoré 5 minutos en escribir el título. Pero no importa si puedo recordar cada rincón de París que conocí escuchando esta canción cortita y hermosa. Debería estar prohibida tanta belleza en una ciudad.

''Me dicen que el destino se burla harto de nosotros 
que nos da nada y que nos promete todo 
Parece que la felicidad es al alcance, 
Entonces se tiende la mano y se vuelve loco''


Era tan guapa y tan niña / La canción de Cádiz 

Recuerdo que en el piso debajo del mío, vivía una señor de más de 80 años que se llama Engracia, que me invitaba mantecados, me avisaba si se me caía ropa al patio de su casa, me prestaba ganchitos y lo mejor de todo, me pedía que la acompañe a ver la televisión... Una vez vimos la final del Concurso de Comparsas de Cádiz... esta fue la canción ganadora... no me la pude quitar de la cabeza hasta el día en que me fui... la tenía en mi mente con letra y música mientras estaba camino al aeropuerto y ahora cuando la escucho no solo me acuerdo de Engracia sino también del sol de Villaviciosa camino a la universidad, de las siestas, de la plaza, de todo... 

''...y entendí que las musas no eran diosas divinas ni ninfas de cuento
que aquella noche tus celos me hicieron ver las musas eran de carne y de hueso''


Dame la razón / Marlango

A quien corresponda y para interpretarla. Qué momentos esos los que se cree pasan desapercibidos y por el contrario terminan dejando una grande, feliz y extraña marca. Esta canción es para interpretar y el/los momentos, difíciles de explicar. Para muestra ni un botón ni nada... una canción que define TODO. ¿Alguien entendió?

''Dame puertas abiertas
camas desechas,
pasos perdidos,
silencio en la piel''



Soy pecadora / Ana Prada


A pesar de que aún no termino de aceptarlas, se que tengo dos grandes partes: una que puede y quiere exponer luz y virtudes y otra que es oscuridad pero casi siempre es tonos grises. A veces me gusta creer que la malicia que tengo -como todos- es una característica que me hace interesante. Me gusta creerlo. Me envicia pensar que soy un alma a la que tienen y tengo que rescatar. Me di cuenta de esta canción en el momento preciso que me descubrí identificándome con partes de la letra. Si quiero ser precisa, me asocie a esta canción mientras caminaba para tomar el micro para ir a la universidad. En Lima, por supuesto.

''Soy pecadora... los santitos huyen de mi agenda 
Soy mala, madre de todos los pecados
Las velas dudan si a mi altar echarle mano 
O con la excusa de un soplidito dejarme en la oscuridad''