21 de marzo de 2013

La cumparsita de Francisco


No sé por qué me emocionan tanto estas festividades europeas o casi 100% europeas. Pongo como ejemplo las bodas reales y el reciente nombramiento del nuevo Papa. Llámenme alienada, si quieren. Yo prefiero, si no fuera mucha molestia, "loca fanática de acontecimientos mundiales" Porque, guste o no, estas actividades que tienen lugar por mayoría en Europa, terminan convirtiéndose en un acontecimiento mundial, en un monstruo come galletas y come noticias del tercer mundo.



Nunca me considere muy creyente y soy una entre muchas personas que se señalan como católicas pero que difícilmente pisan una iglesia y que tiene tremendas ganas de cuestionar a todo ser religioso (entiéndase fanático) que se mueva. Tampoco rezo desde que me di cuenta que todo lo que pedía y que creía merecer, jamás se cumplía. Sin embargo, todas las noches sin excepción y antes de dormir, me persigno. Al principio no tenía muy claro por qué lo hacía. Después supe que lo vengo haciendo hasta hoy porque encomendarme a Dios me hace sentir, aunque sea mentalmente, más segura. Y eso es debatible, por supuesto. De seguro hay quienes están leyendo esto y pueden pensar: bah, todo eso es una gran mentira. Y esas mismas personas son las que se creen, como les digo yo: "la onda".

No hay que juzgar como inferiores o superiores a quienes no conciben el mundo igual que tú.  Por eso es que tal vez un suceso como la elección del nuevo Papa se envuelve en absoluta importancia. Somos, quizás, demasiados los que creemos en algo que otro grupo no, somos quienes esperamos algo más allá de la muerte. Pero así, con todo ello, no somos ni remotamente iguales: algo que jamás entenderé es la fe, yo no tengo fe, no tengo nada en absoluto. Pero creo en Dios a pesar de ello. Mi relación con Él es muy personal. Por eso odio las misas. Porque yo lo quiero sólo conmigo, por eso también me persigno sola y con las luces apagadas. Necesito sentirme con él y a pesar que no lo entiendo por completo, siempre me gustaría su bendición tal vez en una iglesia cuando me case con la persona que ame. Porque sí creo en el matrimonio y en una bendición, como dije, de alguien tan puro como él pero inevitablemente terrenal como un sacerdote, por eso creo en la supremacía religiosa del Papa Francisco.

Como era de esperarse, se han dicho muchas cosas sobre el Papa. Que si la dictadura, que si la homofobia, que si lo político, que lo argentino que es. La verdad, que no sé si es apañar o ser indolente en cuanto a lo que se le acusa, pero yo imagino que la contemplación de Jesús fue como es aquella tierna mirada de Francisco. Por lo tanto me exasperan todas esas acusaciones mala leche que se le hacen. Perdón, pero a menos que haya pateado o insultado directamente a una persona gay por ser gay, no puede considerárselo homofóbico por ceñirse a la propia ideología de la Iglesia a la que representa. Duela a quien le duela, las ideologías deben respetarse y debatirse entre sí para un beneficio mutuo. En cuanto a acompañar la dictadura de Videla y si hubiese sido así, que se le juzgue cuando haya suficientes pruebas. Que se le juzgue, como juzgamos a Jesús en los diarios cuestionamientos a su obra, a su existencia. Porque al final lo hacemos todos y así va cerrándose el círculo.



Que la sencillez, ternura y diferencia que va marcando Francisco sirva como cable a tierra de  la Iglesia y las millones de almas que creen en su ambigüedad divina y terrenal como fuente propia de alimentación para sus corazones y mentes.  Que recuperemos la fe mediante su mirada y obra, que escuche y se deje escuchar. 




''¿Cómo se ejerce la custodia de la Iglesia?
Con discreción, con humildad, en silencio,
pero con una presencia constante y una fidelidad y total,
 aun cuando no  se comprende.

Recordemos que el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida.
No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura
.

Imploro la intercesión de la Virgen María, de san José, de los Apóstoles san Pedro y san Pablo, de san Francisco, para que el Espíritu Santo acompañe mi ministerio, y a todos vosotros os digo: Recen por mí.''



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