14 de noviembre de 2013

Agarrate fuerte a mí

El Metro de Madrid cuenta con 238 estaciones, de las cuales 200 son sencillas, en 27 trasbordan dos líneas y  10 tienen parada tres líneas. Si se tienen en cuenta las líneas que pasan por cada estación la cifra de estaciones en total asciende a 300 estaciones en línea. La red la componen 12 líneas convencionales con 238 estaciones, el ramal que une Ópera y Príncipe Pío y las tres líneas existentes metro ligero que suman un total de 27,78 km y cuentan con 38 estaciones, de las que Metro de Madrid opera las 9 paradas de la línea ML1 de 5,4 km; la longitud total de la red es de 293 kilómetros.

Es la segunda red de metro de la Unión Europea por kilómetros (sin contar el Metro Ligero) y la sexta del mundo después de Shanghái, Londres, Nueva York, Tokio, París y Moscú. Fue además una de las que más rápidamente se expandió entre 1995 y 2007. Durante 2011 se contabilizaron 634,5 millones de desplazamientos.
 
Sería una casualidad o tal vez una alineación repentina de planetas que Laura y ese músico inoportuno se cruzasen. Entonces sucede así:
 
Es un jueves cobarde más. Son casi las nueve de la noche y Laura se arrastra desde la universidad hasta el metro de Gran Vía para llegar, unos treinta minutos después (si todo sale bien) hasta su piso en las afueras de Madrid. Antes de adentrarse en la boca calurosa del subterráneo, se detiene en seco, gira la cabeza y piensa: Tirso de Molina, Sol... ¿me queda tiempo para comprar esa frazada? No, El Corte Inglés está cerrado. 
 
Otra noche de frío más. La calefacción o no funciona o es demasiada tecnología para la inexperiencia limeña de Laura en esos aparatos. Resignación. Entra al tren, se acomoda la bufanda, busca en sus bolsillos la tarjeta y quedan dos trasbordos más por hacer. El viaje cada vez se hace más y más rutinario. El grupo de amigas que, como ella, regresa de la universidad. Deben vivir en La Moraleja, piensa Laura, por los bolsos Channel, la mujer con un bebé en brazos y el coche aparcado frente a ella donde fácilmente podrían entrar tres personas más, las mujeres con burka de rostro triste y desolado pero con bolsas de Prada, Carolina Herrera y Louis Vuitton, la pareja que no puede dejar de tocarse al lado de unos incómodos pero adorables viejecitos, el hombre en traje que regresa a casa con el semblante cansado, turistas con mapas y mochilas enormes, no turistas sino más bien inmigrantes y un peruano. Laura lo reconoce. Es fácil reconocerlos. Estando fuera uno va descubriendo cómo es.
 
La voz que indica la llegada a la nueva parada interrumpe la reflexión. Las puertas del tren se abren, sale y entra gente. Laura da un bostezo largo y tras ello, cruza miradas con un joven con guitarra que se dispone a cantar y, si la gente no es tan indiferente, recoger unos eurillos. Algunas personas lo miran, otras siguen en ellas mismas. Presentación respectiva. Cómo en Lima, piensa Laura, sólo que con un acento que más que acento es aZento y empieza. No. Directo al recuerdo, a esa parte que quería alejar. La canción esa es dolorosamente conocida. Es más, Laura, la ha escuchado por primera vez en cuatro años y un remolino de palabras, miradas, excusas y razones llegan y disparan en su cabeza. De pronto el espacio se hace más pequeño, de pronto hace más calor. Todo se vuelve insoportable, insostenible ya. Laura mira hacia todos lados. ¿Cuánto falta para llegar? ''... que tengo miedo y no tengo donde ir''.
 
Los espacios instrumentales son los más jodidos. Laura siente cómo sus ojos se contraen. ¿O eran lágrimas? No importa. Qué perra la casualidad. Un segundo más y ella no tomaba ese tren. Una ruta más, un paso menos, dos movimientos diferentes y ese músico estaría en un tren con destino al barrio de Chueca, no asfixiando a Laura que no puede dejar de mirar fijamente al jóven. Ya. Tirso de Molina, Sol, Gran Vía, ¡Tribunal!. El músico pide dinero mientras ella lo esquiva para poder escapar del metro. Deshaciendose de la bufanda, se anima a si misma frotándose los ojos. Queda un trasbordo y a las afueras, donde deberían quedarse todos los recuerdos hasta que ya no duelan más.
 
 
 
 ''Mañana cuando despiertes 
estaré lejos sin ti
No creo que pase nada 
de otras peores salí
Si acaso no vuelvo a verte 
olvida que te hice sufrir
No quiero si desaparezco q
ue nadie recuerde quien fui

Agárrate fuerte a mí, María
Agárrate fuerte a mí
que esta noche es la más fría
y no consigo dormi''
 
 
 

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''Detrás está la gente''