5 de febrero de 2015

Una adicción

Pensé que me había curado, que el hecho de haber pasado 4 meses lejos de mi casa y sus comodidades, había sido suficiente para decidir establecerme –por el momento- en mi ciudad, mi país y lo de siempre. Pero no, una vez que dejas el nido, volver a él se convierte en una acción tan rara y desesperante que las alas comienzan a alborotarse de nuevo. Hay que salir, conocer, ¡volar! ¿Qué puede volverse adictivo? Sí. ¿Qué es una dulce condena? Absolutamente. Porque viajar es algo que recompensa mucho más de lo que hace gastar. Viajar es… no sé…





Viajar es creer que lo tienes todo claro y que nada salga como la planeaste
Viajar es tener incertidumbre, vivir emocionado
Viajar es despedirse pero también reencontrarse
Viajar es respirar nuevos aires
Viajar es hacer escalas de horas
Viajar es dormir en aeropuertos
Viajar es revisar plata y pasaporte cada 30 segundos
Viajar es descubrir el metro
Viajar es tal vez nunca usar taxis
Viajar es ir a la oficina de turismo más cercana
Viajar es pedir un mapa
Viajar es pedir la contraseña del wifi
Viajar es conocer gente
Viajar es… quizás… enamorarse*
Viajar es no pensarlo mucho
Viajar es ir de bares
Viajar es caminar borracho
Viajar es vuelta abierta
Viajar es calor
Viajar es frío
Viajar es un barco, un avión, una lancha
Viajar es la playa
Viajar es quedarse en hostels
Viajar es compartir el baño
Viajar dormir con 6, 10, 12 personas
Viajar es… amigos
Viajar es crecer
Viajar es una adicción
Totalmente




''Yo no se de dónde soy,
mi casa está en la frontera
y las fronteras de mueven,
como las banderas.
Mi patria es un rinconcito,
el canto de una cigarra.''


No hay comentarios:

Publicar un comentario

''Detrás está la gente''