21 de junio de 2012

Yo no grito ''gol'' los lunes por la capital


Vale escribir de lo que no sabemos. Vale opinar de lo que no sabemos. Entonces, opinaré. Es increíble que estoy a punto de romper una de mis promesas internas: jamás hablar de futbol en mi blog. Pero como dice Sabina, que por ciertas razones esta vetado en mi mp4, "las mejores promesas son esas que no hay que cumplir".

¿Por qué quiero hablar de futbol? Porque todos hablan de futbol. Y cuando no se sabe que hacer, lo mejor es seguir a la multitud, es como un acto de supervivencia en casos de duda extrema. Y dudas me sobran. Quiero hablar de futbol porque, humildemente, creo que puede ser interesante que una persona totalmente distanciada de todo fervor enfermizo y amor pasional hacia ese deporte, presente su lado de la historia, de lo que está pasando. Un lado que carece, por completo, repito: por completo, de cualquier tipo de influencia por preferencias futbolísticas o experiencias cercanas al deporte.

Odio el futbol. No me gusta. Siempre lo digo y lo repito por si acaso. Siempre rajo y digo que hay 92823727 cosas más importantes. Pero es porque yo no entiendo lo que un apasionado del futbol siente cuando ve un partido, cuando grita un gol, cuando lamenta  una derrota, cuando el juego y el/ella (porque no hay discriminar género) son uno por 90 minutos. No lo entiendo. Pero trato de comprender los hechos un poco más coyunturales. Tal vez no tengo idea sobre qué estrategia sería mejor para ganar un partido,  tal vez me han explicado unas doscientas veces lo que es una posición adelantada sin haber podido entender siquiera lo que es una posición en el fútbol y tal vez jamás lo entienda.

Pero leo los periódicos, veo televisión y grito en los partidos de Perú. Porque, después de todo, mi país es mi país. Entonces, las noticias y reportajes parecen una broma; los resultados de los juegos, más aún. Vemos comerciales que si bien son propaganda para los auspiciadores, llegan a mandar un mensaje claro y a generar un lindo momento colectivo en los personas que quieren que Perú vaya a un mundial y que, a pesar de las derrotas, siguen ahí tercos y esperanzados. Vemos que un jugador se intoxicó, que otro jugó cuando no debía jugar, que uno más estaba tomando en la calle y que Tilsa es un objeto destructivo y destructor. Adicionando que, para mi, el peor crimen que pudo cometer uno de estos "fantásticos" fue ir al concierto de Arjona.

En fin, percibo que hay una doble moral en el tema del futbol. Parece ser que aquellos amantes de la camiseta peruana, son los mismos que después de ver el marcador abajo, piden que corten cabezas, que se vaya Markarián, que afirman que los fantásticos son unos traidores a la patria, que el futbol peruano es una porquería, etc. Perdón, pero un logro solo se puede alcanzar con un trabajo sostenido. En el futbol como en otros aspectos. Eso no es novedad. Pedir que boten al entrenador porque se pierden partidos es lanzarse al vacío de nuevo, es inventar un hoyo para esconderse de la mediocridad. La prensa tiene culpa también. No vale crear héroes porque usualmente se derrumban. Más aún si son de barro. Lo que los "héroes" causan son individualidades, todo menos un equipo. Y sin un equipo no se gana. Son sólo 11 personas corriendo atrás de una pelota y 4 de ellos que se supone deben hacerlo todo. 

Tal vez pasa que nuestro futbol no es una estructura en sí. Tal vez no es que la selección no quiera ir al mundial o que no se esfuerce. Tal vez ese es el nivel que tenemos por ahora. ¿Para qué forzar cuando no se puede más? Creo que el problema no es quien se lesiona o quién no. Hay que hurgar hasta encontrar la raíz. Si no, los triunfos solo serán alegrías superficiales y sin continuación, sin oportunidad de viraje hacia Brasil. No sé.


''Pensando que la vida, como el fútbol, da revancha''


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