24 de enero de 2013

¿Qué hacer para merecer esto?


Creo que ya he escrito sobre cómo conocí y me  fui acercando a Almodóvar. No me acuerdo. Qué horrible no acordarse de lo que sale de tus propias manos. Pero de todas maneras, siempre es bueno regresar y recordar el inicio que a la vez es anécdota.

Lo primero que pasó fue una reunión familiar de domingo que es más o menos lo que saben todos: un almuerzo, música, encuentros y demasiadas voces y gritos simultáneos.  Para una niña de 11 o un poco menos, retraída y sin mucho entusiasmo por la comida, es comprensible que después del almuerzo y durante la tertulia posterior, la atrape el aburrimiento. Para otra niña de unos 13 años, totalmente diferente a ella, es evidente que no, porque esa otra niña era su prima y tenía, en ese momento, mejores ideas y otras intenciones.

Entonces Consuelo, la prima de esta niña que soy yo, Lucia, me hizo una invitación tranquila y aceptable: ver una película.

Así que nos escabullimos de esa reunión y entramos al cuarto. Era invierno, me acuerdo. Hacía frío  estaba oscuro y nublado.  Yo me senté en la cama mientras ella revisaba películas en un cajón.  Aun pienso que los ojos le brillaron un poquito cuando sacó la película que había escogido y conociéndola, no es fácil lograr ese efecto.

Me enseñó un DVD que decía "Entre tinieblas" de Pedro Almodóvar. La portada del DVD tenía un tigre vestido con un hábito de monja y ni siquiera lo bizarra de esa imagen fue una precaución de toda la locura y desenfreno que la película contenía en realidad. El brillo en los ojos de Consuelo pasó de conmovedor a  diabólico y trató de hacerme una mini reseña sobre la película y sobre Almodóvar. Sus cosas raras, pensé. En ese momento no la entendía como creo hacerlo ahora.

Puso la película y se veía antigua, se sentía antigua. Lo primero que me atrapó fue el acento español que es tan cómplice y tan delirante. Después los paisajes, los elementos tan cotidianos, contaminados y tocados. Pero yo era una niña y no hay que olvidar eso. En cuanto aparecieron imágenes típicas "Almodovarianas" debo confesar que me impactaron tremendamente. Miraba a Consuelo que gritaba frases de incredulidad, de sorpresa y disfrutaba, la veía reír y emocionarse.

Ver a monjas inyectándose heroína, hablando lo que uno no se espera, lo tétrico de los ambientes y lo inimaginable dentro de lo que das por seguro, es una de las cosas entendí después de ver "Entre tinieblas" y sin duda, fue lo que me hizo querer acercarme más a Almodóvar y conocer lo que había hecho. Unos años después vi "Todo sobre mi madre", "La flor de mi secreto"," Volver", "Hable con ella", "La mala educación", "Los abrazos ratos", "Tacones lejanos", "La piel que habito" y otras más que me hacen seguir con sed de descubrimiento.

En las películas de Almodóvar con su influencia y todo lo auténticamente grotesco que se puede ver, los personajes son todo lo que nosotros, en la realidad absoluta, no nos atrevemos a ser ni a decir, lo que queremos pero no podemos. Todos nuestros demonios, lo más miserable y lo más inmaculado del ser humano envuelto y contrastado en varios personajes.  Por eso siempre recordaré esa tarde, esa película y esas miradas de Consuelo. Además de lo que ya dije, porque me hizo comprender qué  es lo que hay y, tal vez, qué es lo que intento buscar.  Está lo cotidiano, lo neblinoso de los ambientes, los colores, el hogar, la música, las sensaciones, los secretos a voces, la suciedad de la calle, lo absurdo que es todo sin que lo que sepamos.




El soundtrack en las películas de Almodóvar es lo que para mí aporta más a la historia, lo que más me hace estremecer y se queda para siempre. Esta escena es de Hable con ella. (Dario Grandinetti) está en una reunión escuchando a Caetano Veloso mientras imagina ver a su esposa fallecida (Rosario) Como si no alcanzara, aparecen Marisa Paredes y Cecilia Roth, chicas Almodóvar por excelencia.

''... jura que el mismo cielo
se estremecía al oír su llanto''


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