11 de abril de 2013

Laura entre testigos


Hay una Feria del Libro en la universidad. Laura la ve ni bien llega el lunes bien temprano.  Se acerca, pero no demasiado como para tentarse. Le parece, digamos, cinismo, tener tanto que leer para todos sus cursos y atreverse a comprar un nuevo libro que tendrá que esperar a que ella tenga aunque sea unos minutos libres. Se promete a sí misma no volver a aproximarse a ese espacio de lujuria literaria.

Su primera clase es en inglés. Pero a las 9 de la mañana sólo piensa en español porque sigue medio dormida. Cuatro horas de clase debería estar penado por la ley, se dice. Pero después de muchos temas coyunturales, la clase se termina (como todo). Laura llama a Brianna una, dos, tres veces; al cuarto intento le responde la llamada diciéndole que no van a poder almorzar juntas porque está en plena entrevista. Laura reniega pero lo entiende. Resignada a almorzar sólo con una de sus chicas, mensajea a Tania para juntarse. No puede, se sintió mal y se fue a su casa.

Laura está sola e indefensa en medio de su universidad porque no le gusta estar rodeada de mucha gente y sus mejores amigas siempre serán su gran multitud y confianza. Teniendo en cuenta que había salido algo temprano, le quedaban casi 3 horas libres hasta su próxima clase. Elige comer algo primero y, dadas las circunstancias, asomarse un poco a ver cómo iba y qué había en la Feria del Libro. Rompió su promesa.

Termina de comer unas poco sustanciosas galletas integrales y se dirige con el sol dándole en la frente, hacia el jardín artificial invadido por libros. Empieza a recorrer los stands. En el primero ve a Coelho y pasa a la velocidad de la luz, en el segundo ve libros educativos, bosteza y continúa. Se queda en el tercero porque vio "Austen" en una esquina. Como además de ese hay otros libros buenos, se queda unos minutos ojeando títulos. De pronto baja la mirada y ve un zapato. Sabía de quién era. Cumpliendo con las condiciones pre-establecidas y a pesar de saber con certeza quién era la persona que se había puesto impetuosamente atrás de ella, empieza a caminar hacia el costado. Pero él la sigue. Laura lo ve, le sonríe y mueve la cabeza como diciendo "¡Te pasas!". Él también sonríe y mientras se acomoda el pelo hacia un lado (como siempre) se vuelve a poner tras de ella y le dice:

-Ese no es muy bueno

-Entonces elige tú- le responde Laura


Él avanza hasta el fondo del stand y empieza a ojear libros de poesía y cuentos. Laura lo mira desde atrás mientras piensa que jamás había conocido a alguien que tuviera semejante paciencia para todo y tal amabilidad. Él nunca camina rápido, jamás se apura pero siempre está a tiempo, se ríe con todos los dientes y levantando la cabeza, es amable con todo el mundo y hasta le da palmaditas en la espalda al hombre que lo ayuda a encontrar libros. De pronto Laura se encuentra sonriéndole a su espalda, a su camisa azul. Él voltea y le enseña un libro; con la mirada le pregunta si ese le parece bien. Laura asiente y continúa revisando los stands. No pueden estar a menos de dos metros por mucho tiempo. Así son las cosas.Cuando llega al último stand, él se acerca, le dice algo al oído y se va. Otra vez la desafía, una vez más no sabe si habla en serio o en broma, otra vez propone, otra vez esa sonrisa con el sol  que también ilumina su pelo castaño.

A Laura todavía le queda una clase más. Pero esas dos horas pasan muy rápido y mientras se está yendo, recibe un mail enviado en ese preciso instante:

Vemos qué hacemos. Que sea lejos.

Claro que lejos, piensa Laura, no hay muchas más opciones. Ya sabe que es en ese distrito con puente y suspiros, ya sabe que será en su balcón. Sólo queda saber si maneja él o ella. Maneja él y mientras tanto, Laura busca emisoras. ¿Cuál será buena para él?, piensa. Pero deja todo cuando escucha el inicio de una canción que le gusta y se prepara para el reproche.

-Esa canción demuestra que nada bueno puede salir de copiar a Luis Miguel.

La canción es Azul de Cristian Castro. A Laura no le importa que él se ría de ella y la empieza a cantar. Él saca una mano del volante para taparle la boca mientras Laura lo esquiva y sigue gritando cantando. Se ríen y cuando empieza el coro es una locura. Él canta la segunda parte porque la sabe y Laura sabía que él sabía. Para todo eso hay que estar algo locos. Hay que salir por la puerta falsa y con cautela, mientras se revisan coordinadas, sonreír por el atrevimiento.  



''And so today, my world smiles, 
Your hand in mine, we walk the miles, 
Thanks to you it will be done''



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