23 de mayo de 2013

El bloqueo


Para escribir un post semanal en este blog, pienso primero en un tema central. No sé si lo han podido hallar fácilmente pero están. Hay que decir que este blog fue ideado y creado con fines académicos y si notan las primeras entradas, así fue. Las circunstancias personales o acaso la vanidad hicieron que me tropiece dentro de mi auto-impuesta "línea editorial". Todo se mezcló. No estoy segura si para bien o para mal. El eje central de este post es que el bloqueo de ideas no distingue temas. De verdad. Algunas veces me salvé a suerte súbita. Cuando de pronto, en medio de mi crisis existencial por no saber sobre qué escribir, aparecía una idea de la más completa nada. Yo creía que eso de «dejar que todo fluya y esperar que la inspiración llegue» era cosa de seudo escritores o blogueros con serios afanes de figuración. O sea, puro poserismo. Pero comprobé que no. (A menos que yo también sea una bloguera afanosa)

La inspiración me ha llegado casi al límite muchas, muchísimas veces y sobre eso he podido escribir. Pero ahora me llegó que no me lleguen las ideas que deberían llegarme. Ni siquiera Laura, la chica que a veces se filtra para hacerse de un post, ha llegado a asaltarme (tal vez sea porque anda tranquilita y feliz). Nada de la coyuntura nacional o internacional me llama lo suficiente como para querer pensar en ello por más de cinco segundos.

Mi bloqueo llegó a su máxima humillación cuando consideré como último recurso, subir algunos videos míos cantando, bailando y haciendo karaoke en mi computadora. De hecho, lo haré eventualmente porque ahora que lo pienso son graciosos y mi "chistosidad" merece ser de dominio público. Claro que sí. Pero el asunto no era ese. El asunto era que no sabía sobre qué escribir, no sabía qué había que podía ser interesante.

El bloqueo es un mal que acecha sin provocarlo. Es un mal malo. No sólo para un blog, sino también  para un texto universitario, un informe, lo que sea. Se nos antepone un Everest por escalar y hacemos cualquier tontería que esté al alcance (o no tanto) para atrasarlo. Procastinar, que le dicen, dejar todo para el último minuto. «Uy, me acordé que tengo que ordenar AHORA la ropa que no ordené EN TRES MESES». Por favor.

Los ascensores son raros. Las dos chicas a mi costado duermen. Pucha, que somos chatos los peruanos. Hace muchos años que no como algodón de azúcar. Debería aprovisionarme de dulce ahora por mi probable futura diabetes (gracias, papá). Siempre que se pone el saco azul, me gusta verlo más. Qué sueño. Hoy me acuesto a las 11.

Ahora, por ejemplo, acabo de tener un bloqueo en el párrafo anterior. No sabía qué más escribir a las 11:34 de la mañana del miércoles 22 de mayo que es hoy, que es cuando estoy escribiendo esto.

Hay que verle el lado bueno a las cosas, como Bradley Cooper. Todo lo que creemos perdido, no lo está.  Y si al parecer no tiene solución es porque nos espera algo mejor. Todo pasa cuando y porque debe pasar. Y Dios (o en lo que creas) mueve las fichas con precisión de reloj. Estar sin saber qué escribir. Estar bloqueada y escribir sobre el bloqueo fue algo que se me ocurrió de pronto. Ese es el tema central, no me estoy traicionando y creo que sirve. A borrones y correcciones se aprende y se mejora. Blocked. 




"Y yo me muero de…
ganas de decirte
que me muero de…
ganas de decirte
que me muero de…"




No hay comentarios:

Publicar un comentario

''Detrás está la gente''