24 de agosto de 2013

A bordo de un desafío

Si esta oportunidad se me hubiese presentado hace, no sé, dos años, no habría aceptado. Hubiera sido una locura dejar todo e irme por 4 meses, dejar a mi enamorado (en ese entonces) y a mi familia. Siempre he sido muy sensible, muy pegada a mi vida de siempre, los cambios me molestaban, me estresaban y aturdían. ¿Para qué dejar todo si estoy cómoda en el lugar que estoy? Dos años antes no había posibilidad alguna. Hoy, me juego todas las cartas. 

En unos minutos tomo un avión con destino a Madrid. Qué novelero suena. Pero sí, me voy por 4 meses. Me voy a estudiar. He enfrentado toda una travesía para finalmente poder viajar (maldita burocracia) No sé bien como decidí simplemente irme. Sólo que un día la idea me vino a la cabeza y no pude dejar de pensar en ello. El 2012 fue un año difícil para mí. Pero creo que eso me ayudó a ser más firme, a tomar decisiones y hacer cosas que nunca antes se me hubiese ocurrido hacer. Dije: lo hago y empecé a tratar de hacerlo.

Mi universidad no da mucha ayuda. El asesoramiento es mínimo y es practicamente a ciegas que hay que realizar todo el proceso de intercambio. Pero poco a poco, renegando, suspirando de alivio, con frustración, curiosidad y alegría, junté todo lo que había juntar y fui avanzando con los miles de papeleos para un intercambio y para la visa a España. Me la dieron, hay que decir. Me la dieron cuando faltaba casi un mes para mi viaje. Ni siquiera sentía que iba a irme, me parecía tan lejano todo que apenas podía creer que estuviese pasando. Bueno, pues, ahora pasa. Ahora cuando tengo maletas regadas pro todo mi cuarto sin que me dejen caminar, ahora que veo mi cuarto distinto, un poco vacio, ahora que faltando tan poco, siento millones de cosas y pienso de todo. Ahora entiendo qué es tener sentimientos encontrados. Muchos pensarán que 4 meses no es nada, que el tiempo pasa volando. Para mí no. Para mí este viaje es algo así como un hito en mi vida, es una prueba.

Todo ha sido muy abrumador. He llorado los últimos días (sí, así de cursi y sensible soy). No sé hallarme sin mi familia, pero en lo díficil es donde se descubre la fortaleza. Hablo como si este viaje fuese un castigo. La verdad que no lo es. Pero todo desafio y lo desconocido asusta. Estoy segura que me divertiré, sí, que aprenderé tanto y tal vez cambiaré. Lo iré contando lo prometo. Por ahora me queda tratar de expresar por aquí la explosión de sensaciones que tengo en estos momentos. Pasa por todos. Es algo increíble. Por ratos me pongo triste y por otros lloro con una sonrisa. Así son los retos, así es el cambio. No sé qué pase después. No sé si haga lo mismo que Javier, mi tío, y vaya a reclamar el oro peruano al Palacio de la Moncloa borracha y a las 2 de la mañana. No sé. No tengo idea de nada. Por ahora, despacio, yo me bajo en Madrid.


 De repente, tal vez, ¿quién sabe?...

''yo quiero ser una chica almodovar
y no parar de viajar del invierno al verano,
de madrid a new york, del abrazo al olvido,
dejarte entre tinieblas escuchando un ruido
de tacones lejanos.
encontrar la salida de este gris laberinto
sin pasion ni pecado ni locura ni incesto,
tener en cada puerto un amante distinto,
no gritar ¿que he hecho yo para merecer esto?
''



3 comentarios:

  1. Encontré mucho que me gusta en tu blog, como esta canción. Supongo que yo no sentiré mayor distancia. Suerte.

    El pop de Sabina sonará mejor allá.

    ResponderEliminar

''Detrás está la gente''