5 de diciembre de 2013

La fe de la piel

Hace más de un año, una amiga me dijo: si lo piensas mucho jamás lo vas a hacer. Ahora entiendo que eso aplica con todo. Yo decidí usar esa frase como la motivación y determinación para terminar de tomar la decisión que había estado pensando desde hace mucho tiempo: hacerme un tatuaje.

Sentía que era algo que tenía que hacer, no como una obligación o castigo sino como una manera de recordar estos alucinantes cuatro meses que he vivido en Madrid... a mis amigos, el dolor, la alegría y el desconcierto que era o es lo más bonito de todo. Además, honrar a la persona que inspiró totalmente este tatuaje: mi mamá. Fue ella la verdadera autora.

Me lo iba a hacer en Madrid. Eso estaba decidido desde hace más o menos un mes. No sólo porque no tendría la presión de mis padres sino porque me fascinaba la idea de marcarme en la piel las sensaciones, percepciones, lo que he visto, lo que he pasado... recordar para siempre la primera vez que me sentí independiente, que fui adulta y que tomé una de las primeras decisiones importantes de mi existencia, tener algo para siempre y lo mejor, no era un dibujito sin importancia sino una palabra que abarca cosas que sé me servirán para toda la vida.

Me marqué el último domingo 1ro de Diciembre en una tienda de la calle Montera en el centro-centro de Madrid. No estaba nerviosa porque estaba segura pero sentía miedo por el potencial dolor que iba a sentir, yo que tengo menos resistencia que un bebé recién nacido. Estaba un poco asustada, sí.

Me tatuó Alex, un hombre calvo, musculoso, blanco y no-español por el acento. Me dijo que me echara y que no me iba a doler nada. No le creí, pero ya estaba ahí. Me calcó la palabra y a los dos segundos empezó el tssss de la pistolita, se me encogió el un poco el corazón y sentí la aguja en mi piel. Me dolió un poco, sobre todo cuando se quedaba en un solo lugar repasando la forma. Pero no fue, definitivamente, el dolor indescriptible que yo esperaba.


15 minutos después de haber estado echada, ya tenía el tatuaje que había soñado. Yo temía  verlo y que no me guste pero felizmente no fue así. Es más, mis dos primeras palabras fueron: me encanta. ''Tiempo'' fue lo que elegí. Porque es lo que me ha ayudado a estar tranquila, a estar mejor. ''Temps'' porque significa lo mismo en catalán, lengua en España que ha sido mi casa estos cuatro meses y en francés, porque la única vez que fui a París, confirmé que es la ciudad más hermosa del mundo y un sueño hecho realidad.

Si lo seguía pensando, no lo iba a hacer nunca. Pasa con el tatuaje, pasa con todo No me arrepiento y sé que cada vez que que lo vea, en alguna situación triste o difícil, recordaré que eso, el ''tiempo'' es lo que nos curará a todos, que todo pasa, que el tiempo es lo mejor que tenemos. 





''Camino por Madrid en tu compañía,
Mi mano en tu cintura,
Copiando a tu mano en la cintura mía.
A paso lento, como bostezando,
Como quién besa el barrio al irlo pisando,
Como quién sabe que cuenta con la tarde entera,
Sin nada más que hacer que acariciar aceras.
Y sin planearlo tú acaso,
Como quién sin quererlo va y lo hace,
Te vi cambiar tu paso,
Hasta ponerlo en fase,
En la misma fase que mi propio paso''



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''Detrás está la gente''