3 de septiembre de 2014

Esa cosa del transporte

A ver si lo tengo claro: ves muertes todos los días porque un asesino -no chofer, no: asesino- de combi decidió jugar con la vida de una persona inocente y aún así piensas que las combis deben quedarse... haces colas de horas para entrar a Mistura o para ver Asu Mare pero no puedes hacer una para subir a un bus que te transportará a tu lugar de trabajo o estudios... estás harto del caos de que significa tomar y entrar en una combi y sin embargo creas desorden empujando a quien tienes adelante para subir a un bus azul... te quejas de que las combis hacen lo que les da la gana pero no puedes caminar tres cuadras hacia un paradero autorizado... y, periodistas, pueden grabar gente quejándose y seguir ahondando en los errores -que los hay- pero no pueden dedicarse a ayudar también y  hacer la otra parte de su trabajo que además de denunciar es informar y dar a conocer a la gente sobre transbordos, paraderos y rutas. Es absurdo.

¿Qué hay errores? Claro. La falta de información o la casi nula prevención de la marcha blanca que ocasionaría la gratuidad del servicio. Seguro hay más. Pero esto se trata de una REFORMA, no de poner y pintar escaleritas, esto es algo grande. Pero no podemos pretender que todo se desarrolle con precisión suiza porque para eso habría que ajustar detalles colaterales que además de ser responsabilidad de la Municipalidad de Lima son responsabilidad de nosotros mismos como ciudadanos. 

Es increíble cómo nos hemos adaptado tanto y tan bien al caos y al desorden, a la informalidad, a la desgracia que es tener que viajar diariamente en una combi, a no saber si llegarás vivo o no a tu casa.  Eso es preocupante. Paciencia, información, ayuda, comprensión, orden, precaución, no indolencia... para ambas partes. Es tan extraño que Lima empiece a cambiar de una manera drástica que hasta parece indignarnos. Es tan insólito no estar a punto de perder una pierna -o directamente morir- porque una combi se subió a una vereda, no ver a un conductor de bus como a un delincuente, no correr para tomar un carro que probablemente decida cambiar su ruta en algún momento del trayecto... y no queremos asumir esta reforma como nuestra, como un cambio que es de todos. Como leí en Twitter: a veces parece que en lugar de reformar Lima, deberíamos reformarnos los limeños.





''... pero que queréis killo, si ya lo decían los berrones, 
que somos un país de panderetas... 
Con sus ovejitas... yola yola una foto... y sus ovejitas. 
¿qué coño es esto?... y luego los que son buenos 
se nos van raro, raro, raro''




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''Detrás está la gente''