9 de febrero de 2012

Para Rodrigo...

Si la el mundo te da la espalda, dale la espalda al mundo, me dijiste una tarde regresando del colegio. En ese momento me reí mucho, ¿te acuerdas? Nos reímos, mejor dicho. Quizás era la inconsciencia, la inexperiencia, el desconocimiento de que las cosas cambiarían solo tres años después de esa tarde. ¿Qué quiero decir con "las cosas"? básicamente, todo aquello que había a nuestro alrededor, lo que había en el aire cuando hablábamos, cantábamos y salíamos, todo aquello que era nuestra amistad.

Los momentos que eran difíciles para mí, para ti seguramente eran un capricho, un chiste, una exageración. Y con fundamento. Has vivido más que cualquier chico de tu edad, sabes de la vida mucho más que aquellos que creen que se las saben todas. Cada anécdota, historia o tropiezo que nos contabas, eran causa de risas interminables. Pero también la razón de algunos pensamientos flotantes y vagos por ahí: ¿Cómo lo hizo? ¿Por qué lo hizo?

Aún ahora, recuerdo tu expresión cuando no me salía un chiste. Todavía me acuerdo que en las fiestas bailábamos poco, pero que cuando ponían "Pose" éramos los primeros en hacer los pasos de robot, porque no nos salía bailar así como lo hacían todos… ¡ah! "Pose" y alguna que otra salsa que, más que baile, era un curso instructivo. Me sigue sorprendiendo que si bien antes renegabas cuando me veías tomar, ahora eres un consumidor respetado y experimentado. No olvidaré cuando Beltrán me sacó a hacer un ejercicio en la pizarra que no pude resolver, porque tu grito "¡no sabe!" me puso muy nerviosa. Recuerdo la leche de tigre en Marcelo's después de votar. Aún quiero intentar ganarte en cubo mágico. Todavía espero volver a verte.

Entonces es ahí, cuando las situaciones se ponen difíciles, cuando no nos sentimos parte de, cuando somos extraños en medio del que parece otro mundo, cuando extrañamos, cuando nos sentimos impotentes, cuando cualquier solución parece peligrosa, cuando no podemos ser, cuando la angustia es más fuerte que las ganas, cuando no podemos ir más alto ni más lejos porque hay algo que nos detiene (algo que no queremos). Es ahí cuando hay que darle la espalda al mundo. Pero a tu manera.

Esa sonrisa que tenías para cualquier momento, incluso para los más incómodos, debe regresar pronto. Pronto no. Ahora. Decirlo es más fácil que hacerlo, ¿no? Siempre será más sencillo… las palabras salen mucho más rápido. Pero tú eres más fuerte que cualquier situación y lo mejor es que lo sabes. No te deseo suerte, no la necesitas. Y cuando todo se vuelva feo, incluso peor de lo que parece ahora, recuerda que a la gente buena solo le esperan las cosas más maravillosas y que siempre se puede llegar al "recorrido final".

La que más cantábamos... 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

''Detrás está la gente''