21 de febrero de 2013

A quien corresponda


Si tuviera que empezar diciendo cómo te conocí, tendría que aclarar que yo te elegí para conocerte. Pero si tuviera que explicar el contexto de la elección, este post tendría, tal vez, demasiada repercusión y todo cambiaría radicalmente. No sé bien cómo continuar lo que escribo sin intentar ocultar o camuflar lo que eres, quién eres y lo que es esto. Pero seguiré con lo que has hecho, que es más importante y está a pesar de cualquier cosa y encima de todo.

Fuiste la única persona que no me juzgó ni inclinó la cabeza cuando te conté qué me estaba pasando. Y no creas que no me daba cuenta cada vez que mirabas de reojo a ver si ya había empezado a llorar o no. Que sepas que aunque parece que andas despreocupado y preparado para todo, no tienes ni pista de muchos temas. De repente por eso abrías mucho los ojos cuando me empecinaba con una idea mía. Fuiste el apoyo que nadie imaginó que serías, ni siquiera yo. No me di cuenta en qué te estabas convirtiendo hasta que me detuviste en ese estacionamiento. La verdad, ni siquiera ahora sé qué eres.

Cuando simplemente tu mirada hacia que las palabras salieran de mí y sin filtro alguno, comprendí tu practicidad. Creo que me merezco crédito por hacer que me cuentes tus propias cosas sin que te las pregunte. Tal vez era porque yo ya no tenía nada más que decir. O tal vez era porque esa manera tan tuya de reducir los problemas en energía que al final me iba a ayudar, empezó a calar cada vez más en mí. Y así fue que si algo intentaba desbarrancarme, corría a ti (literalmente) para que me hagas sentir un poco tonta, un poco exagerada y que valiera más la pena escuchar The Smiths que quejarme de lo que veía y sentía.

The Smiths, Led Zepellin, Morrisey, Ana Prada, Simply Red, Juan Luis Guerra, Carlos Vives, Stevie Wonder, Bread y, aceptémoslo: "Candela" de Chayanne. No hubiese sido lo mismo sin escuchar todo esto con el aire en la cara y con la sorpresa posterior. Con lo parco que eres, supongo que la única que pensó que fue una sorpresa fui yo. Pero valió, y el ver el mar desde un balcón, más que romántico fue alimentador. Porque conocí mucho, con la vista y adentro de donde ese balcón estaba. No creo poder seguir escribiendo esto sin querer develarte, por eso diré tan solo unas cuantas cosas más:



Gracias por verme cuando lloraba, sólo necesitaba alguien que me acompañe. Pero el abrazo también sirvió. Gracias por estar cuando necesitaba un aterrizaje forzoso. Gracias por el anonimato. Gracias por el agua y las galletas. Gracias por caminar conmigo como famosos. Gracias por las canciones, por las frases. Gracias por hacerme dar cuenta de quién perdió a quién. Gracias por ese estacionamiento. Gracias por el alucinante regalo de cumpleaños. Gracias por enseñarme tu propio espacio. Gracias por bailar conmigo (prometo que ese video jamás saldrá a la luz). Gracias por ese acento. Gracias porque Silver Linings Playbook se volvió tu película y mi película, tal vez nuestra. Gracias porque ya te he dicho todo esto y tal vez no sea necesario que lo leas. Gracias por ayudarme a procesar y tranquilizarme a pesar de todo.

Si tuviera que pensar en una sola canción, me demoraría demasiado. Por esa razón pondré la canción del baile de la película que imitamos y que nos salió casi igual. Porque sí lo hicimos. Después, una de las últimas canciones con el viento en la cara. 



''Anyone who ever held you 
would tell you the way I’m feeling 
anyone who ever wanted you 
would try to tell you what I feel inside 
the only thing I ever wanted 
was the feeling that you ain’t faking''

 



1 comentario:

  1. Suscribo. Silver Linings Playbook dance scene: primer intento de imitación. Salió perfecto.

    ResponderEliminar

''Detrás está la gente''