17 de octubre de 2013

Fue en un pueblo sin mar

Cómo podemos querer estar de una manera todo el tiempo. O mejor, cómo es que queremos quedarnos así para siempre. ¿Así? así como cuando te diviertes, cuando tienes a alguien a tu lado abrazándote, cuando sientes que eres la única persona en todo el mundo, cuando no tienes que darle explicaciones a nadie, cuando todo empieza de nuevo, cuando no hay que hacer promesas (aunque por un lado quieres que las haya) cuando todo vuelve a ser desconocido, cuando respiramos sintiendo otro respiro.




Son momentos. Porque un estado tan bonito no sé si de felicidad o hasta casi levitación no es algo constante. Eso sería surreal. Eso sería no vivir realmente, sería flotar y nunca pisar tierra. Y como estemos, donde estemos, con quien estemos, es que queremos en verdad flotar, no vivir con todo lo dificil que significa hacerlo. No quisiera ser demasiado directa. No quisiera simplemente decirlo. Espero que se entienda lo que quiero decir y si no, es porque soy demasiado mala escribiendo o demasiado ''máscara'' como para revelar lo que en verdad quiero gritar.

Es eso, pues, cuando estar ''así'', lo que sea que signifique ''así'', cómo usted quiera quedarse y con quien quiera sin ninguna intención de cambiar ni de despertarse ni de levantarse ni de moverse ni de ver luz ni de entender ni de nada. Sólo ''así'' horas, horas, horas, ''colgados como dos computadoras''



''... el verano acabó
el otoño duró lo que tarda en llegar el invierno,
y a tu pueblo el azar
otra vez el verano siguiente
me llevó, y al final
del concierto me puse a buscar tu cara entre la gente...''


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''Detrás está la gente''