18 de junio de 2014

Una reflexión

¿Qué horrible, no? Ver cómo los estadios de Brasil se llenan de gente que enfundados en camisetas, maquillaje y tantas otras cosas pueden cantar su himno mientras esperan a que once personas (representantes de otras millones de personas) confabulen para que una pelota entre en un arco y alegre y haga lagrimear -tal vez- a países enteros.

Siempre he dicho -y trataba de convencerme al respecto- que del mundial solo me interesaba ver la inauguración y la clausura. Me gustaba el espectáculo y nada más. Este año me ha sorprendido saber que no es así. He visto casi todos los partidos y los he disfrutado. Incluso sin entender qué diablos significa offside o posición adelantada o todo eso que algunas personas simplemente jamás entenderemos.

Me he dado cuenta que un partido de la categoría de uno que se juega para una copa del mundo es un espectáculo en sí. Espere. Ver a compatriotas tuyos morirse de los nervios mientras cantan o caminan hacia el pasto es un fenómeno digno de observar. Sí, cómo negarlo, es un espectáculo. Pero hay algo más.

Cada vez que un país hacía un gol, trataba de imaginar que en lugar de ver camisetas verdes y amarillas, verdes y rojas, azules o celestes, habían cientos de camisetas blancas y rojas juntas como una masa espesa y desbordante de alegría. Espere. No solo de alegría, ver camisetas peruanas en un mundial, a esta altura, significaría llantos, descomposiciones, desmayos, vómitos y hasta paros cardíacos -imagino-.

......

Ayer en la noche, en medio de una clase, les dije a un par de compañeros: ¿qué emocionante debe ser cantar tu himno en un mundial, no? No recuerdo sus respuestas pero sí sus expresiones: les brillaban los ojitos y dijeron al unísono algo así como: pucha, sí... 

No sé de quién o de quienes será la culpa. Si hay que hablar con sinceridad, se casi nada de fútbol, pero tal vez un poco más sobre cosas que despiertan emociones como el hecho de haber deseado que el Perú vaya a un Mundial después de años y años de espera de quienes, a diferencia de mi, tienen al fútbol como segunda piel y pasión. Lo que yo creo es que hay que tener el Perú de segunda piel y esperar a ver si alguna tarde, como ahora en Brasil, habrán camisetas blanquirrojas y una que otra Cuzqueña guardada por ahí. 





''... pensando que la vida, 
como el fútbol, 
da revancha''



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''Detrás está la gente''