14 de agosto de 2014

No te odio, UPC, pero...

Nunca pensé escribir un post así. Siempre que he escuchado a mis compañeros quejarse de la UNIVERSIDAD PERUANA DE CIENCIAS APLICADAS se me ha llenado el estómago de cólera y he saltado a defenderla. O sea, es TU universidad, deberías quererla y no criticarla tan despiadadamente. Los escuchaba decir: estoy harto de este lugar, quiero irme. Y yo no lo entendía. ¿Para qué la elegiste entonces? ¿Por qué pagas para estar en un lugar que no te gusta?

Creo que estaba un poco ciega o lo que es peor, no había experimentado ni una sola de las cosas que mis compañeros tal vez sí. Ahora los entiendo. Ahora que me ha pasado a mi también. No hay un detonante que haya hecho que escriba un post diciendo por qué la UPC me ha decepcionado. Pero me entristece la situación. Una persona no debería despotricar contra el lugar que eligió para hacerse mejor. Pero ese lugar no debería ser el que más trabas pone para generar siquiera un sentido de orgullo y cariño.

A pesar de que es la gente la que hace al lugar, debo excluir de todo esto a los profesores que he tenido que han sido absolutamente geniales. Creo que han sido ellos los responsables de que todas esas cosas que me molestan ahora hayan pasado casi desapercibidas y me han hecho los días llevaderos, emocionantes y he salido de sus clases sintiéndome cada vez un poquito más realizada. Y estoy segura que lo seguirán haciendo. Todavía me queda un tiempito. 


Pero ya no más. No es justo.

1. La UPC -por ser una empresa- no permite a los alumnos tener un CENTRO FEDERADO. Está bien. Creo que es algo que se advierte incluso antes de matricularse. Pero eso no significa que se pueda hacer lo absurdo sin que les caiga algo de crítica.

2. El ciclo pasado, la revista de la Facultad de Comunicaciones de la UPC (Punto Seguido) estuvo a punto de ni siquiera poder ser impresa a causa de la burocracia y ping-pong de la universidad que no tomó en cuenta que esa revista llevaba su sello y el esfuerzo de meses de un grupo de personas que, encabezadas, por la editora, tocaron puertas y esperaron horas y días.

3. El año pasado me fui de intercambio a España. Ni sacar la visa, ni comprar el pasaje, ni migraciones, ni nada fue tan estresante como lidiar mi viaje con la encargada de la Oficina Internacional de la UPC que en lugar de ayudarme, ponía cara de estar haciéndome un gran favor cada vez que me acercaba a consultar algo. No solo no tuve un horario cuando llegue a España sino que perdí -junto a mis compañeras de piso- varias semanas de clase, esperamos cinco horas para que nos dijeran que no estábamos matriculadas y que, en realidad, desde Lima no les había llegado nada. 

6. Mi clase de Diseño Gráfico 2 estuvo casi un ciclo entero sin una mesa de vidrio. Yo creo que con la pensión que cobran y suben, dicho sea de paso, cada año sin dar ninguna explicación razonable -alguna vez dijeron algo sobre la crisis mundial- pudieron haber comprado unas diez mesas sin problemas. Después de que la solicitud de una mesa nueva pasará por Dios sabe cuántas firmas, finalmente nos hicieron llegar una... en la penúltima clase del ciclo.

Me apena tener que decir esto pero ya no lo tolero más. Me apena muchísimo más decir que no puedo esperar a terminar, irme y recordar la UPC solo por sus profesores y algunos amigos. 





''¿Quien los puso a estos tipo donde están?
¿Quién los deja seguir en su lugar?
¿Quién los baja ahora de su altar? 
¿Quién les paga para que hagan lo que harán?''



2 comentarios:

''Detrás está la gente''